9.- EL MEJOR DE MIS ROBOTS novela









EL MEJOR 

  

DE MIS



ROBOTS


por Geko.













EL MEJOR DE MIS ROBOTS

por GEKO


(C)by GEKO 2008,2019
inscripción: 170.484
Todos los derechos reservados.

(c) 2019 Ediciones Cuchu
edicionescuchublogspot.com
representante legal:
Sr. Germán Cuello F.

Todo hecho presentado en el presente
escrito, es solo ficción.
Prohibida toda reproducción.








CAPÍTULO UNO:
LA ABDUCCIÓN”




El camino es recto, acanalado, solitario y alumbrado tenuemente por la luz del alumbrado público.
A esta hora ya empieza a hacer frío.
Anochece más temprano.
Es invierno. Es la peor época económicamente hablando, aquí en la cuarta región y tal vez en el país. Es invierno y no necesariamente es malo. Simplemente es invierno.
Sus pies están hinchados, las piernas le molestan y su ánimo está por el suelo.
- ¡Otro día en vano!- Piensa para si, mirando el piso y avanzando casi entregado. Laxo.
Todavía le falta la mitad del trayecto y se lanzaría gustoso al pasto irregular del camino, pero quiere llegar a su casa y solo lanzarse a su cama. Casa y cama. Tiene suerte, una casita chiquita, la mitad de una verdadera, en realidad, aunque esta sea conseguida por medio de un subsidio: un plan social del gobierno. Peor es nada. No importa. Son casas estrechas donde en una habitación solo cabe una cama y mucha gente vive en condiciones de hacinamiento y donde el vecino escucha todo y no se tiene una calidad de vida decente y por supuesto, el que diseñó ese tipo de casas no vive en una de estas; casas para el “perraje” dirán estos entendidos, y de igual manera dirán también los que controlan el presupuesto para estos proyectos y todo esto, claro, como vemos, con un “espíritu visionario de sociedad tremendo”.
Hace unos años atrás, en tiempos de dictadura, estas casas eran peores, unidas unas a otras en un lote, con más orejas para oír, con paredes de vulcanita y piso de madera. Y para que hablar que pasó con todas esas familias en ese tiempo, todas rotas gracias a estas “solidarias” condiciones de vida, en fin.
De alguna manera esto no debe hacer así. Lo sabemos.
Ya lo solucionaremos.
Pero... sigamos con la historia.

Vehículos pasan por su lado en dirección a la población. No hace señas para que lo lleven. No está dispuesto a escuchar a escuchar otro “no”. Una burla. Se siente muy abatido para escuchar algo así de nuevo.
- ¡Cagáo’ por haber nacío’….
Balbucea sin dejar de mirar el piso, dejando escapar un suspiro pesado y sutil al mismo tiempo. A sus treinta y tantos es un hombre curtido por la vida, con piel de madera, denso como el interior de la Tierra. Pero que todavía sigue siendo de carne; carne que siente frío, calor, sed, cansancio, frío…frío… frío como el viento helado que proviene de la costa cercana.
Sus manos se guarecen en los bolsillos, su cara se alza hacia las estrellas. Esas estrellas tan lejanas, tan lejanas como su esperanza.
Debe ser más tarde de la habitual: ya casi ningún vehículo circula por el camino.
Tal vez sea media noche.
La población no se ve.
Siente la necesidad de hacer un alto en el camino. Un pie le molesta.
Hay poca luz.
Circula por la acera del costado del camino.
Todo está asfaltado.
Algo parece habérsele metido en el zapato. Una piedra tal vez. No. Es solo un trozo del calzado de la parte trasera que roza el tobillo que se ha doblado causando molestias. Se sienta en el pasto.
Repara en lo oscuro que está el lugar.
- ¡No se ve la población…un apagón…!
Todo está a oscuras.
El centro de la ciudad por un lado y la población por el otro. La luz de las estrellas contornea todo el lugar. Todo se ve más claro y hermoso. El ánimo de Casanga parece mejorar con la distracción de lo que acontece a su alrededor en esta oscuridad inusual.
Al estar ajustando su calzado, acomodando su tobillo, percibe una extraña vibración, como una especie de motor, asemejándose más exactamente al aletear de un enjambre de abejas gordas. Pone en alerta sus sentidos para ver de qué se trata. Al ver que solo parece ser el sonido de un vehículo, de un auto moderno, un vehículo último modelo tal vez; se despreocupa y continúa con lo suyo, echándose hacia atrás, acomodándose en el pasto. Estira sus brazos y las coloca detrás de la nuca a manera de descanso y apoyo. Con sus manos y en menor grado con el resto del cuerpo, percibe la frescura helada del pasto, la humedad refrescante, agradable en cierta forma, encontrándose con su acalorado cuerpo. Se acomoda como un gato estirando las piernas, relajándose totalmente, dándole merecido descanso a su cuerpo. Toda esa sensación se traduce en suspiro de gusto.
Estando ahí en el suelo, muy a gusto, se percata de que aquella vibración no ha desaparecido, continúa, como si la fuente estuviera muy cerca de ahí; lo que resulta curioso es que no ve ninguna luz, es como si las personas, de lo que supone un vehículo, mantuvieran las luces apagadas a propósito; si estos se detienen ahí, en la oscuridad -piensa él- ¡por qué no detienen el motor!!¿¿No quieren privacidad??¿¿Qué quieren?? ¿¿Voyeristas??
Otea a los alrededores desde ahí, sentado de donde está y como no ve nada, se recuesta en el pasto. “El auto debe estar escondido, que más”. Y, estando ahí, con la cara apuntando hacia el cielo, lo ve. Es un extraño objeto redondo como un balón, oscuro, como un globo y que flota, tan opaco que contrasta con la claridad del cielo, salvo por unas pequeñas lucecillas que evidencian su redondez, a manera de luces de navegación. El aparato no era muy grande: de unos treinta metros de radio y se desplazaba lentamente pasando sobre la copa de los pequeños pinos cercanos.
Casanga mira paralizado aquel extraño aparato .De aquel objeto provenía ese curioso sonido de motor de auto último modelo.
Había oído hablar mucho respecto a estos fenómenos, pero nunca se imaginó que iba a estar viendo uno a menos de 200 metros.
Inmediatamente reparó en el hecho de que, este era un fenómeno atípico el que estaba viendo: no brillaba y hasta el momento no tenía movimientos extraños, ni disociaciones de forma como el común de los avistamientos. Su presencia era imponente, su sonido abombachado y su contextura negra, densa, le daban un aspecto tétrico, que hacía pensar que este era un experimento siniestro, una máquina secreta que estaba siendo puesta a prueba. Visualmente ese objeto pasaría inadvertido en la noche, pero no para él, que estaba muy cerca y que no había luz del alumbrado público que le obstruyera la visión.
Algo lo puso más nervioso. Vio que el aparato empezó avanzar a donde él se encontraba. Un haz de luz se encendió debajo del aparato, dirigida hacia el piso, como reconociendo terreno. Muy similar a los de los helicópteros de rescate nocturno, de la policía
El haz de luz se mueve alumbrando la tierra, como buscando algo. Desde su posición en cuclillas se pone de pie y se oculta entre unos matorrales alejándose de la carretera. Desde su posición nueva observaba el aparato, fascinado, no perdiendo detalle. Como el artefacto avanzaba en su dirección, muy lentamente, y la distancia empezaba a acortase, abandona su posición, y corre y hace un rodeo por el sitio, alejándose lo más posible de su trayectoria.
Aquella máquina era increíble de observar. Sus contornos acerados, oscuros, las pequeñas luces de colores que le daban un aire especial, como aquellas, las de una plataforma petrolera en medio de la noche en el mar. Difícilmente alguien se daría cuenta si viniera por el camino, pero nadie venía, así que era el único testigo; el sonido de motor que escuchó era de aquel aparato que se movía, lentamente.
Nadie venía. Estaba solo. Decididamente con esto, el día de Casanga salía de lo rutinario.
-¡Algo que ocurriera en esta ciudad!- descargaba su rabia como apretujando esas palabras entre los dientes. Tal vez más adelante cambiaría de modo de pensar y desearía que no pasara nada a que pasaran estas cosas,
El haz de luz se detuvo en un animal que estaba en las inmediaciones. Era una vaca de las parcelas que limitaban con el camino que separaba a la población de la ciudad. El animal despertó y empezó a emitir mugidos de inquietud. Después de alumbrarlo unos segundos siguió explorando el lugar, dejándolo de lado. La esferóide siguió su trayecto en línea recta, la vaca continuó inquieta emitiendo mugidos de alarma. Y Casanga se percató que los demás animales cercanos empezaron a inquietarse también y los perros de las cercanías ladraban con insistencia. La máquina se detuvo y empezó a girar sobre si. El haz emitido pareció volverse loco: alumbraba revoloteando de un sitio a otro. Luego empezaba a moverse lentamente una vez que el haz hacía movimientos más lentos de búsqueda. Las fibras musculosas refractarias de la garganta de Casanga hicieron un movimiento de deglución de jugos salivales que parecían concentrarse a media tráquea. La nave empezaba a moverse en su dirección otra vez. Una especie de descarga eléctrica nerviosa se deslizó desde su nuca hacia su espalda. El miedo lo estaba invadiendo. Su respiración empezó a hacerse más rápida. La idea de que la oscura maquina lo buscaba, lo dejó helado. Se puso rápidamente en movimiento y sin perder de vista al objeto, empezó a deslizarse ocultándose entre los matorrales, dirigiéndose a otro lugar más seguro, rodeando la máquina y esta vez, aumentando aún más la distancia entre él y ella.
En su interior algo se debatía. Tenía la sensación, el deseo de salir corriendo de ahí. Correr y correr, hasta sentir que estaría a salvo, a varios kilómetros, pero algo lo retenía, algo perverso, algo morboso, un engendro de sí mismo que esparcía su veneno paralizante que lo hacía exponerse de esa forma, por que sí. Él no quería más, suficiente tenía con lo que le tocaba vivir , con el debatir de cada jornada, la incertidumbre constante, el azote ahogante de esta maldita vida, de congéneres que, lo único que querían era ponerlo de rodillas y que de ahí si moría, mejor, ya no sería molestia para ellos, ya no les haría sombra, o tal vez, si estuviera mal, muy mal, postrado allí, ellos le prestarían su ayuda para mostrar así, lo solidarios que eran, al mundo, dándole cucharadas en la boca, mientras que él estaba inmóvil ahí, y ellos gozando de su vulnerabilidad, de su inutilidad, de su desgracia. ¡No!¡por favor! ¡y ahora otro peligro más y tal vez el definitivo!,¡o quizás era eso: la tentación suicida velada, la tentación de cerrar el último capítulo de esta historia amarga, exponiéndole de esta forma a este último peligro, que tal vez sería peor en caso de dejarle vivo y con secuelas. ¡No!¡basta!
En su apuro, su pie se apoyó sobre un guijarro que rodó a un lado. Su cuerpo perdió el equilibrio y se vino al piso, de bruces, estruendosamente. Con su atención en la extraña máquina, no coordinó bien los brazos y estos no fueron lo suficientemente ágiles como para librarlo del contacto de la semi-aridez del piso de arena y la tierra. Su boca y parte de la nariz se abarrotó de arena. Después del impacto, el dolor de los pómulos y el mentón, pasaron a segundo plano. Una vez que había escupido parte del material y sus manos retirado parte del que había entrado en su nariz, sus ojos buscaron la máquina voladora. En esa acción rápida se pudo dar cuenta que haz de luz caía sobre él. De entre los matorrales vio el intenso brillo que lo obstruyó, cegándolo por unos segundos, instintivamente bajó su cabeza buscando el suelo y una intensa luz rodeó el contorno. Una congestión de músculos faciales mostraban el alto grado de tensión de que estaba siendo objeto, sentía los músculos del corazón bombear con extrema fuerza. Cierto sudor frío empezaba a manar por entre medio de los cabellos de su frente, sudor que se mezclaba con partículas de arena. Con su cuerpo pegado al piso y con la cabeza vuelta hacia un lado, mirando hacia arriba lo más que podía, lo que le permitían los músculos del cuello, con los ojos casi desorbitados , trataba de captar el moviendo de la esfera negra. La intensa luz no le permitía ver nada con claridad. Sabía que estaba muy cerca, pero no sabía cuánto. Se quedó quieto ahí, como tratando de pasar inadvertido, ingenuamente, imitando a algunos animales que hacen eso, que se hacen los muertos para escapar de su cazador. Y lo que empezó a asustarlo verdaderamente, fue el hecho de que la luz no abandonaba el sitio y estaba tan inmóvil como él. Pensó que en un momento de descuido que podía huir, pero no; el haz de luz continuaba encima. La vibración del aparato se empezó a hacer más y más grave y profunda, se acercaba más. Estaba bajando hacia él. El pánico y el horror empezaron a hacer estragos en su ánimo produciendo una espantosa sensación desolación. Por una fracción de segundo recordó aquellos casos de abducción de los cuales había visto y había tenido noticia. Quizás qué tipo de seres venían en esta máquina que actuaban así, solapadamente. Horrorosas consecuencias eran las que habían tenido esos secuestrados por aquellos seres que tenían el mismo patrón de conducta. ¡Maldita suerte!¡ser un tipo que sobra en esta sociedad!¡andar limosneando por un trabajo, por un puesto de esclavo!¡ver que todo salía mal!¡desayunar y comer angustia!¡y ahora esto!¡solo esto me faltaba!¡que me rapten unos marcianos de mierda y me metan cuchilla y me dejen como estropajo!¡hijos de sus madres, malditos!!
Con un zumbido saturándole los oídos, su cuerpo actuó mecánicamente, como reflejo instintivo, y entregado a un acto de rebeldía impetuosa, se lanzó en huida. Sus piernas, impulsadas por poderosa energía, con pura adrenalina, se transformaron de pronto, en dos pisones de moler pasto. Las flores, ramas y lo que encontró en su camino: troncos, arbustos abundantes y frondosos se tomaron su precio rasgándole la piel que no cubría su vestimenta. ¡Sal de aquí maldito, sal de aquí!- parece gritarle su cerebro interiormente, en un desesperado arranque de sobre-vivencia. Con su cuerpo “electrificado”, sus brazos se alzan de forma de sincronizar con el resto del cuerpo para que la acción sea efectiva, con sus piernas, que a grandes trancos avanzan sin transar, franqueando una barrera de pasto y ramaje que daban paso a una abertura a la espesa vegetación. Un paso hacia la salida. El aire caliente choca con su cara. Es el aire que produce su cuerpo, la evaporación de su sudor, que al avanzar el aire frío de ambiente lo lanza contra su cara; es su cuerpo que está en ebullición, su cuerpo, su corazón, que está trabajando a toda máquina; todo el carbón a la caldera. Siente como sus talones remecen toda su humanidad cuando estos impactan contra el piso; su mandíbula suelta y sus labios laxos salpican la atmósfera con gotas de sudor a cada impacto de sus talones. Con el balanceo de sus brazos parece atrapar todo el aire y dejarlo atrás, sus codos se elevan hasta el estire máximo de sus músculos y sus puños se elevan hasta la altura exacta de su rostro, para luego bajar con toda fuerza; sus ojos desorbitados absorben todo delante de ellos; su cabello, como el resto del cuerpo deja escapar un vapor extraño, que deja una estela en el aire mientras avanza .
En este momento su mente es agitación, como el resto de cuerpo, al ritmo de huida. La presencia de la luna parece envolverlo en un paroxismo de violencia visual , de sombras, de verde lunar, del crepitar de las ramas que pasan al lado y debajo de él.. Inusitadamente todo se vuelve blanco y otro tipo de calor envuelve su cuerpo. Su corazón parece explotar, todo se ilumina en torno a él. El follaje de la vegetación se torna albino, todo pierde su color. Su piel parece quemarse con otra repentina sensación proveniente de la luz. El vapor desaparece entre la blancura. Nuevamente viene otra oleada de sensaciones de calor y luego otra, dentro de ella. Repentinamente los músculos se le entumecen y en medio de un terrible dolor, cae al piso lentamente, dejando una huella de vapor y sudor en el aire. Su rostro sudoroso muestra una expresión de dolor vacío, con su boca entre abierta y sus párpados caídos, en un instante pareciera que se mezcla una sensación de placer. El impacto en el piso entre medio del salpicar de gotas de emanación de su cuerpo vapor, arena y piedrecillas, no le borra aquella expresión. Los músculos de su cara están tan flácidos, sueltos y sin control. Parece que va a perder la consciencia de un momento a otro. El último vestigio de consciencia la tiene cuando nuevamente experimenta otra sensación de calor que lo entumece nuevamente, acalambrándolo por completo y él se da cuenta que es una descarga eléctrica, intensa. El dolor es insoportable. Sus pulmones y su garganta se estremecen y sus cuerdas vocales buscan un alivio a tal martirio, emitiendo un horroroso grito que se pierde en medio de la blancura de la luz que lo cubre todo.

















CAPÍTULO DOS:
EL DOCTOR “IGTUS”.


Un hombre que figura algo delgada se encuentra a lo que parece un tablero electrónico, manejando con sus manos instrumentos puntiagudos. Parecen desatornilladores o algo así. Arregla algo introduciéndolos por una abertura cuadrada; es un panel dispuesto en forma vertical, algo así como varios refrigeradores juntos. Repentinamente se produce un chispazo acompañado de un fuerte ruido explosivo.
-¡¡AAh, mierda, otra vez, por la misma mierda!
Exclama el individuo envuelto en una pequeña humareda gris, soltando las herramientas en medio de una mueca de dolor. Estas caen a cierta distancia produciendo el típico sonido de un tubo de aluminio hueco. Seguidamente se examina la mano con que manejaba el instrumento y ve que tiene una pequeña quemadura. El sonido de las herramientas queda resonando en la habitación y llega a oídos de Mario Casanga, quien se encuentra recostado en una camilla a un extremo de la habitación. El sonido le alcanza. Él escucha el ruido en la lejanía y lentamente ese sonido lo empieza a sacar de su inconsciencia.
El doctor Igtus, que es una persona delgada, de cierta edad, pelo cano, de fina barba y bigote también canos, de ojos saltones y de piel casi albina y que el biotipo imperante del mundo de donde viene, pero no dominante, los demás son muy parecidos a los humanos terrestres. Mientras lame su dedo herido se da cuenta que el hombre que tiene recostado en la camilla del fondo a despertado, ya que mueve los ojos sin mover la cabeza.
La habitación es, en general, de alegres y sobrios colores. Con sus ojos Casanga observa absorto el techo que es de tono verdoso pálido y hacia un costado de ese verdoso pálido se asoma la figura del señor Igtus.
-¡Señor Casanga…por fin despertó…como se siente, como siente su cuerpo…le duele?
Casanga lo mira fijamente, aunque tiene los efectos de los choques eléctricos en el cuerpo, puede darse cuenta de que es una persona a quien tiene adelante y esta le sonríe y da una sensación de confianza; pestañea, cierra los ojos fuertemente y luego los abre lo mira nuevamente. En seguida su garganta deglute saliva y luego saca la voz dificultosamente:
- ¿Quién es usted…y como sabe mi nombre?...
- Mi nombre es Simón Igtus, señor Igtus o Igtus, como lo prefiera, yo le conozco a usted, usted ahora es mi huésped, así que no se preocupe de nada.
El hombre recostado parece agitarse un poco, con una leve tos, pero en seguida se le quita y trata de incorporarse y se percata que tiene un dolor de cabeza idéntico a una resaca.
- Pero… ¿Que estoy haciendo aquí…y esto?
Se fija en sus manos; tiene un color natural agradable; se fija en la ropa que lleva puesta y que es un simple uniforme, cómodo, de buena tela, con cierta sobriedad y elegancia. Haciendo un poco de esfuerzo se sienta sobre la camilla.
- ¡Ho…pero…pero si estoy dentro del “ovni”…y usted…
El hombre parece molestarse en un momento, pero su dolor de cabeza le frena.
-¡Y usted es… es… un maldito marciano!
- Calma, calma hombre, ni usted no está dentro de un “ovni” , ni yo soy un maldito marciano. Marte es su planeta vecino y yo vengo de otra parte muy distinta muy lejos y muy cerca a la vez.
- ¿¿Cómo??
- ¡De otra dimensión, pues hombre, de otra dimensión, paralela a la suya, pero otra!
-¡Pero eso no existe!¡usted debe venir de Júpiter, de otro planeta lejano, quizás de otra galaxia!¡pero de otra dimensión?¡eso solo ocurre en “la dimensión desconocida”!
-¡Es hora de que se empiece a dar cuenta de cómo son las cosas, señor, eso ocurre en “la dimensión desconocida” y ocurre aquí también!¿se le ocurre a usted también que voy a venir de fuera de la Galaxia cuando esa distancia es casi imposible de recorrerla?¡mejor de otro planeta de otro sistema solar, pero en esta misma Galaxia, eso podría ser! pero ¿otra…Galaxia?¡por favor!¡yo quiero llegar vivo y ahora!¡es mejor si abro una puerta y llego de inmediato!¿no le parece? ¡De un mundo así provengo yo!¿me entiende?
- ¿Pero…cómo?
- Mire, se lo voy a decir en dos palabras, no es exactamente lo mismo, pero para efectos de la explicación, sirve: El universo es como el dial de una radio.
-¿¿Quéee??
- ¡Si, el dial de una radio!...¿no conoce que es una radio, un aparato de radio?
- ¡Si, si, claro que si, por supuesto ...¿pero, el dial de una radio?...
- ¡Si, imagínese que su mundo, la Tierra, está situado al comienzo del dial. Allí la sintonizamos y encontramos una emisora y ahí encontramos la Tierra, Marte, Venus, etc, etc, luego el sistema solar , luego otro sistema solar y así empezamos encontrar la montoneras de sistemas que forman la Galaxia, luego hay otras Galaxias, una infinidad, y así, pero esa es una frecuencia, un punto del dial y al lado de ese punto del dial donde está la Tierra, hay otro número, lo cambiamos y nos encontramos otro universo que es en donde está mi mundo, mi planeta y las cosas allá son algo diferentes, es otro mundo al que ustedes pueden ir cuando sueñan o cuando descarnan. Hay muchos puntos y otras frecuencias que significan otras dimensiones, otros mundos, el universo es tan amplio que todas las historias que se han escrito en la Tierra son verdad en otros mundos de otra dimensión y en esta misma, ya que hay mundos tan lejanos que nunca se sabrá de ellos, por lo menos, nosotros, no sabremos de ellos y así …¿le queda claro?
A pesar de que era mucha información, de golpe y que él estaba aún algo atondado, la explicación quedaba clara, el hombrecillo se explicaba muy bien: era otro universo y no otro mundo o planeta alejado en el espacio una vez saliendo de la órbita de la Tierra.
- He…creo que si…
- Bueno, señor Casanga, lo que a mí me interesa ahora es saber cómo siente su cuerpo.
- ¿ Qué?
- ¿ Qué cómo se siente, si le duele algo?
- Eh, si…la cabeza, pero me siento mejor que hace un momento, se me va pasando muy rápido…
- Bien, bien…es un alivio.
- Pero… señor, mire…usted parece humano, de otro tipo, no sé, y…¿Cómo es que sabe mi nombre?
Igtus alzó su mano derecha indicándole la salida de la habitación e inclinó algo la cabeza.
- Le explicaré todo sin ambages, una vez que venga conmigo, por favor.
En la habitación contigua Igtus le ha servido a su invitado un gran tazón de un líquido caliente y luego trae el suyo y ambos se acomodan a la mesa.
- Vamos, beba, hombre, beba, con esto terminará de reponerse.
Igtus se lleva su vaso a la boca y bebe. Lo hace con un gusto, que dan ganas de probar aquella bebida. Casanga todavía desconfía y no bebe y se dedica a observarlo.
-¡Humm, siempre he probado esto y nunca me canso de disfrutarlo..,aahh…bueno, en fin…mi estimado amigo, le diré…
Con su mano se limpió la comisura de los labios y continuó.
- Mire, señor Casanga, quiero pedirle disculpas por haberlo abducido de esa forma, yo…
- ¡Ah, entonces estoy dentro de un “ovni” y usted me ha raptado!
-Sí, sí, pero, espere, espere, cálmese…mire, está usted dentro de mi nave, pero este artefacto no es como esos “ovnis” de los cuales ha oído usted hablar…
- Sí, creo… haberme dado cuenta…
- Permítame continuar… como le dije, esta no es una nave como aquellas de las que ha oído hablar y yo lamento haberlo traído de esa forma, la verdad es que era la única forma que tenía a mi disposición…mire, yo lo he estudiado a usted durante un mes y creo que es la persona que necesito y, como le digo, lamento la forma un tanto violenta que lo traje y esto es debido a mi inexperiencia. Que se tenga registro, soy el primer “Ubtuniáno” que visita su planeta.
-¿El primer “Ubtiniáno” en la Tierra?
- Eso. Que soy el primero que se tenga registro.
- ¿Qué se tiene registro?
- Si, precisamente, que se tenga registro en mi planeta, porque, que tenga entendido, en este mundo no se lleva un registro de los visitantes que llegan, así que yo no le puedo responder por aquellos que clandestinamente penetren la atmósfera, sin ninguna clase de protocolo, como aquellos grises cabezones de ojos grandes, que constantemente violan la prohibición y vienen aquí y utilizan a sus congéneres para hacer toda clase de experimentos…y con la venia de sus gobiernos, pero, la verdad de toda esta faramalla es que los que están detrás de todo esto, son los reptiles draconianos, los gobiernos lo supieron después que habían hecho trato con esos cabezones, trabajadores esclavos de los reptilianos; el gobierno, o sea, las personas que estaban en el gobierno, de los Estados Unidos, ese país, como ustedes le llaman, hicieron tratos con esa gente y no supieron con quien se metían y se metieron, precisamente, con los malos. Estos reptiles trataron de someternos a nosotros también, pero por la longitud de onda de nuestro cerebro, no pudieron avanzar más allá, pero con ustedes podrían tener la tarea más fácil, digo podrían, pues todo ese poder que estos reptiles tienen se podría deshacer con el poder del inconsciente que ustedes tienen, el alma, depende como los combatan ustedes mentalmente, con su voluntad, de no aceptar sus influencias.
Precisamente ese era el temor que tenía Casanga, el estar siendo influenciado, engañado por este señor Igtus, pero la forma de conducirse, de hablar, de decir las cosas claras, como lo estaba haciendo este señor, le tranquilizaba un poco.
- Ah, entonces…
- Sí, yo sé que usted tiene algo de afición a estos fenómenos “ovni”, como ustedes les llaman, y como le dije: a usted lo he seguido durante un mes y lo sé, porque he escuchado sus conversaciones con sus cercanos, y espero que me perdone por esta indiscreción,
por esta invasión a su privacidad y es que, cuando llegué, me ubiqué en las alturas del camino que usted recorría todos los días y bueno, debía seleccionar a alguien, y entre todos los que recorrían el camino, encontré que el más adecuado era usted, yo pienso que usted ha intuido todo esto, que se ha sentido espiado y quizás en el fondo de su mente no le sorprende mucho todo esto. El inconsciente, que nada se le escapa, lo habrá puesto sobre aviso.
- Bueno…este…
Tanta información, así, de repente, tenían a Casanga algo aturdido
- Usted estaba muy agitado cuando traté de traerlo hacia acá y me preocupaba el efecto de la descarga eléctrica que tuve que utilizar…
- Oiga, pero, pero…
En ese momento Casanga recordó el padecimiento que pasó huyendo de la máquina voladora del señor Igtus.
- Pero por lo menos se hubiera bajado parlamentar ¿no cree? Usted me estaba acechando con su máquina y con esa manera de proceder, demás razón para ponerse nervioso, no cree? ¿Cómo podía saber que usted era un “Ubtuníano” primerizo en la Tierra y no uno de esos carniceros cabezones?
Igtus, con sus gestos, mostraba algo de incomodidad que sentía.
- Si, en realidad es que… si, tiene usted razón…y la verdad, como usted me ve, yo no poseo el nivel tecnológico de esos seres cabezones y por lo menos esta nave no los tiene…y mire ¿quiere que le diga algo?...
Se alza de su asiento y le señala a su alrededor.
- Esta nave tiene la capacidad de viajar de una dimensión a otra, pero sin embargo yo, aquí, no puedo teletransportar el más mínimo objeto, por insignificante que fuera, desde el exterior, ¿se da cuenta la paradoja?...pero mire la explicación es muy sencilla: esta nave no se he implementado para eso, se construyó simplemente para hacer viajes de turista, nada más. Además, hace mucho tiempo de eso, de manera que esta nave se ha convertido en una curiosidad, en una pieza de museo y para que hablar del mantenimiento, que de eso me he encargado yo, penosamente, ya que no es el único asunto que tengo que atender. En mi mundo, la gente no necesita hacer recorridos por esta dimensión, ni andar visitando mundos vedados por la “Confederación” de esta área, porque no les interesa, a nadie, salvo por algunos, por ahí, que han venido por estos lados, pero que no les gustó el comportamiento de algunas personas, pero estos no tuvieron en cuenta un detalle: la presencia oculta de reptilianos, que estos, lo que hacían es, precisamente, modificarles la conductas a las gentes para que anduvieran en la dinámica de la guerra, como ellos. Esos lagartos son unas bestias, pueden dominar a muchos humanos porque son físicamente muy superiores, pero solo eso, nada más, ellos, en realidad, se creen los reyes del espacio, pero no son más que eso: unos matones, en el fondo, unos cobardes, unas mierdas, si siquiera llegan a ser seres, son parásitos... pero bueno, en fin, ahora yo he venido aquí y …¡pero con permiso, eso sí!...
- Eh…pero me puede explicar eso de la “Confederación”…y por qué eso de la “prohibición o planetas vedados” …que me pareció entenderle…
- Sí, sí, le explicaré con todo lujo de detalles, pero antes le diré por qué lo he traído hasta aquí y junto con ello le propondré un trato…¿ le parece?
Lo último que dijo Igtus dejó a interesado a Casanga.
- Eh… claro, claro…le escucho…
- Mire, necesito la colaboración de una persona terrícola como usted para un proyecto que quiero llevar a cabo, necesariamente tiene que ser un terrícola…y si es en sus condiciones, mejor…y bueno, por el momento que usted está pasando, le conviene… no se olvide que lo he estado estudiando y sé en qué condiciones se encuentra…
Algo en su interior a Casanga le hizo sonreír y parecía adivinar lo que el extraterrestre le iba a proponer y, algo irónico, le dijo:
- No me diga doctor, pero me parece que usted…me quiere ofrecer trabajo.
Igtus, con algo de seriedad, le contestó:
- Así es, señor Casanga…
Pero luego continuó con la misma locuacidad, sin dejar a su interlocutor que hiciera otra pregunta:
-Pero, para eso usted necesita venir conmigo a mi mundo…y eso debe ser voluntario; es un requisito esencial y eso está explicitado en mi permiso extendido para entrar a la Tierra, yo no puedo extraer a nadie de la Tierra contra su voluntad… es ley y es la “Confederación” más cercana o agrupación de vigilancia, podríamos llamarle también. Ese es uno de los organismos interplanetarios regulador del “transito espacial”, algo parecido a “la policía”, y controlan, a medida de lo posible, porque no es tan sencillo todo esto, que si estas asociaciones o confederaciones no existieran, seres como estos reptilianos draconiános abusarían más de lo que ya abusan, valiéndose de su alta tecnología y su capacidad de alterar la genética. Tengo entendido, que actualmente la Confederación más cercana les ha prohibido a estos reptilianos y a todos sus asociados, interactuar en su mundo porque si los conquistan o lo toman desde adentro, o sea, se si infiltran entre los seres humanos, entre los terrícolas, con sus disfraces de alta tecnología, y logran su cometido, usarían su planeta, para catapultar otra invasión más a gran escala que les llegaría a ellos, a la gente de la “Confederación”.
-¡Bien estúpidos estos tipos de la “Confederación”, que quiere que le diga, deberían barrer con estos lagartos y ya!
- Sí, tiene razón, pienso que tal vez están condicionados por alguna religión o algo... algunas de estas leyecitas Karmicas que no se sabe quién las inventó, tal vez, estos mismos lagartos para protegerse, quien sabe y es posible, pues son los beneficiados indirectamente, junto con los demás maleantes como ellos... no, si son muy inteligentes... bueno, un parásito puede llegar a ser muy inteligente, pero igual es una parásito, una basura... y quien respeta una basura...
- Por eso siempre he dicho que la religión es una estupidez y todas esas ideas esotéricas y la nueva era, en eso coincido con usted... para mí solo importa la humanidad... pero, en fin...
Casanga hace una pequeña pausa y mirando a su interlocutor continúa;
- Y en lo referente a su oferta: usted sabe que aquí en la Tierra cualquier trabajo se paga, se transa con algo…¿Con qué me va a pagar usted señor Igtus?... no creo que el dinero “Ubtuniáno” me pueda servir aquí en la Tierra…
El señor Igtus esbozó una leve sonrisa, se acercó a la mesa y con unas de sus manos extrajo de su cinturón una pequeña cajita. Con ambas manos la abrió y luego la ladeó de manera de vaciar su contenido en unas de sus palmas. Segundos después le acercó la palma ofreciéndosela para que viera lo que era.
- Con esto señor Casanga, con esto…
Mecánicamente Casanga extendió sus manos para recoger lo que parecían ser unas piedrecillas de colores. Sintió el suave contacto de aquellas curiosas piedrecillas destellantes en la piel de sus manos y se las acercó para sí. Abrió más los ojos.
- Pero…pero, estos parecen diamantes!
Igtus lo miró seriamente.
- SON diamantes, señor Casanga, SON diamantes…
Fascinado, se los acercó aún más a la cara para poder apreciar mejor su enorme belleza de los destellos que se reflejaban en ellas, de las luces de los alrededores. Igtus sabedor de su triunfo, con cierto aire suspicaz en su rostro, levantó unas de sus cejas y le preguntó:
- ¿Servirán para pagarle, señor Casanga?
Sin apartar los ojos de los diamantes Mario contestó en forma de chiste:
- Sabe?... por hoy me olvidaré de mi humanidad y le pregunto... ¿a quien hay que matar, doctor Igtus, a quién hay que matar?














CAPÍTULO TRES:
PREPARACIONES PARA EL CONCURSO”



Mantenario lo miraba muy atentamente, como analizando, cada detalle cada gesto, lo más mínimo, el movimientos de sus manos. Ahí había varias personas como él, albinos y semi albinos.
El auditórium compuesto por alrededor de 40 personas, las cuales 10 de ellas componía el consejo administrativo que disponía de las máquinas que se empleaban e la zona minera de “Vanium” y el resto eran trabajadores de la Minería o otro tanto representante del gremio Agrícola y público interesado en el asunto. La mayoría de ellos, en ese momento, seguían atentamente la exposición del doctor Igtus, de manera especial miraban el modelo de se exhibía sobre un mesón, este tenía un corte transversal de manera que se pudiera ver el funcionamiento interior.
El modelo a escala consistía en un par de piernas estilizadas conectadas a su respectivo tronco o “caderas” que las sostenía, nada más, sin el resto del cuerpo, era como la mitad de un maniquí.
El modelo estaba ahora inmóvil y el doctor Igtus le mostraba a la audiencia, indicándole con unas de sus manos semi- albinas, lo que correspondía a unas de las rodillas de modelo.
- Entonces qué tenemos…tenemos que con estos acojinamientos se garantiza cierta movilidad muy semejante a la nuestra, de manera que la unidad podrá huir más fácilmente de los “ALOTES” cuando estos barran la zona, de forma que no ocurrirá lo que está ocurriendo ahora.
Mantenario, de ojos pequeños y rasgos suaves, pero con aire denso que siempre lo rodeaba, interrogó.
- Pero señor Igtus, usted nos ha explicado que los movimientos que hace este modelo son producidos por una serie de reacciones eléctricas que generan unas contracciones, produciendo movimientos reflejos y mediante las descargas hacen el movimiento completo…¿no se le hace muy semejante al modelo humano?
- Bueno, de hecho está basado en parte del modelo humano, pero es solo eso…
- Lo que veo ahí son músculos, señor Igtus.
- Imitación muscular, pero ciertamente no son músculos, los músculos son una pieza biológica más especializada, como usted sabe.
-Sí , pero...
- Mire, la verdad, si este fuera un modelo biológico estaría en función “sobre-acelerada” , un individuo conscientemente no podría soportar esa intensidad de descarga porque terminaría con lesiones graves en su desplazamiento.
- ¿Está usted diciendo que esta pieza es más versátil que una pieza biológica en sus funciones?¿más capaz de lo que hace el ser humano?
- Ciertamente, pues puedo darle una descarga con cierta intensidad y el movimiento reflejo sería de acuerdo a ella, por ejemplo, si le coloco en el marcador
1. 8”, en vez del habitual “1. 0” esta pieza puede efectuar un salto de dos metros sin dificultad y el movimiento sería igual a la descarga, es decir, rápido como un rayo…y usted sabe, señor, que nosotros estamos muy lejos de tales proezas.
Uno de los auditores en el público, que parecía ser un trabajador, le preguntó:
- Señor Igtus, ¿es posible que con esas características pueda a llegar a realizar otro tipo de trabajo, en vez de ser solo efectivo en su labor de auto-conservarse?
- ¿Cómo cuales, señor?
- Labores mineras, señor, trabajo de extracción, de asegurar ciertos túneles contra derrumbes con la instalación de rieles, usted sabe. Una máquina con esas características podría hacerlo. O sea, me refiero que esa movilidad en las piernas también podría tenerla en las manos o en el resto del cuerpo.
- Si, perfectamente, se podría realizar un trabajo así, pero una pieza como esa no la tengo lista, es más especializada, está en estudio; la verdad es que esta pieza que vemos aquí está solamente pensada en la labor específica de salvar a los robots de las incursiones de los “ALOTES” a nuestros acopios de mineral, nada más.
Otro individuo de los del público que parecía de cierta edad indagó también; mientras Mantenario observaba el modelo con cierta intranquilidad.
- Pero doctor, una pieza como la que ha sugerido aquel señor, nos sería muy útil, porque al parecer su robot imitaría muy bien el desplazamiento de las piernas humanas y…
Intempestivamente Mantenario interrumpió.
- ¡Pero, doctor Igtus no son esos músculos hechos de “caucho”?
Se produjo cierto silencio en la sala y el doctor Igtus se demoró en contestar.
- Bueno, sí, es caucho…
- “Caucho”…
Repitió Mantenario con actitud pensante y con una de sus manos rascándose la barbilla.
- ¿No es el caucho materia vegetal, señor Igtus?
- Sí…
Las miradas se clavaron en el rostro de Igtus, como esperando a ver lo que sucedía.
- Señor Igtus, ¿no estará usted cayendo en el acto sacrílego de crear un ser biológico-botánico completo. O de cierto grado, más biológico que mecánico?
- No, señor Mantenario.
- Pues eso es caucho, señor Igtus…y el caucho es materia vegetal y eso, hasta donde sabemos, es materia viva.
Igtus replicó inmediatamente.
- Si, pero según el último dictamen del último concurso efectuado, está permitido incluir un cinco por ciento de materia vegetal, sin que ello signifique caer en prácticas reñidas con el ordenamiento general y esto no es materia viva.
- ¡El caucho es material biológico, señor! ¡y esas consideraciones de las que usted habla fueron tomadas de acuerdo a todas las opiniones, a los “No-Semejantis” no se les preguntó su opinión al respecto!
- Señor Mantenario, su grupo tiene derecho a apelar por estas decisiones y no corresponde que usted venga ahora a discutirme al respecto, son otros canales donde debe manifestar su inquietud, yo solo me guío por la reglamentación concejal vigente!
- ¡Pero…
Otra persona hizo oír su voz no dejando continuar a Mantenario, quizás con la intención de desviar la conversación, ya que con eso caerían en el asunto de nunca acabar de los “No-Semejantis”, y todo lo que aquello significaba y se polarizaría la reunión.
-¿Es una mezcla o es caucho- caucho, señor Igtus?
La tensión pareció bajar.
-La verdad…este es un preparado especial… con partículas de un elemento que lo hace contraerse al estímulo eléctrico, de manera que así funciona como músculo y … en realidad me hace falta más estudio y pruebas al respecto, porque el sistema se puede perfeccionar de manera que se pueden lograr movimientos de las piernas o de cualquier otro órgano involucrado mucho mejor que el sistema hidráulico y las bombas de aceite, ya se ha solucionado el primer gran problema que es el caminar, después viene lo otro …y lo primero, la prioridad es solucionar el problema de los centinelas de los acopio de “Ranio”.
Mantenario volvió al ataque y su voz inundó el salón.
- ¡A pesar de todo sigo pensando que usted, con su modelo, está transgrediendo las antiguas normas y convenciones de ÉLITO y ya solo el hecho que pretenda parecerse a un ser humano ya es un símbolo de que aquello está aconteciendo… a ver, dígame: ¿de qué está constituido ese “caucho” de que usted está hablando?
Tras una brevísima pausa Igtus se dispuso a contestar aquella interrogante.
- Mire, como usted comprenderá, no puedo darle la fórmula, si es lo que usted busca, pero sí puedo darle algunos detalles escuetos del funcionamiento en sí, como ya he dicho, pues la verdad, más que mi exposición aquí, pienso presentar un modelo especial para el concurso y no quisiera ver otros iguales al mío en aquel evento. Tras ser aceptado, todo aquello será del dominio público…
- Abrevie señor, todos sabemos eso…
- Mire…
Dicho aquello, sus manos se dirigieron al modelo.
-Esto hace que este músculo se contraiga…es decir, este “caucho” se contraiga raíz de una descarga eléctrica, esta descarga genera cierta temperatura y esta temperatura produce un ensanchamiento de la masa mediante micro partículas de un elemento expansor que está entre mezclado con el caucho a nivel de partículas atómicas. - ¿Y…?
- Y eso.
- Pero nada más?
-Bueno ¿Qué más? ¡No me diga que usted no ha entendido!
Con eso Igtus se desquitó por el acoso de que estaba siendo objeto haciéndole perder cara ante de los demás y Mantenario se molestó.
- ¡No estoy de acuerdo con el modelo que a presentado aquí!¡lo que usted ha hecho es un sacrilegio!¡lo que hay aquí es un modelo del cuerpo humano, y tal vez un resumido remedo, pero igual de peligroso!¡una reminiscencia de tiempos remotos!
Igtus no se quedó ahí.
- ¡Pero que tonteras usted dice, si este modelo no tiene cerebro, es solo una herramienta!¡no pasa de ser más que una herramienta, usted sabe, como todos los del grupo, que la “autodeterminación” nace del cerebro!¡usted puede fabricar un muñeco de madera, inerte, incapaz de cualquier movimiento, pero si le coloca un cerebro “autodeterminante” ,este muñeco se levantará y hará lo que el cerebro le indique, ¿Cómo?¡eso lo saben los antiguos! ¿Energía traslada con información, imantación inteligente?¿inteligencia artificial? ¡Hay muchas teorías al respecto! ¡Pero nada tiene que ver que el diseño se parezca o no al ser humano!¡nada tiene que este humilde diseño de un par de piernas que caminan!
Mantenario se pone de pie.
- ¡Pero es el comienzo!!¡¡La forma humana ayuda a esa manifestación que derivará en asomos de “autodeterminación” y así la autonomía será concreta!¡la forma humana ayuda a la “autodeterminación”!!
-¡¡Pero como va ayudar si no existe cerebro!¡si no existe inteligencia artificial!¿Entiende?... ¡No existe cerebro!!¡¡Cómo no va usted a entender eso??
Los ojos de Mantenario parecían lanzar chispas.
- ¡Sí lo entiendo, pero lo que usted no entiende es que existieron seres humanóides que “criaron” por “generación espontánea” un cerebro de sus propios tejidos y esos fueron parte de la rebelión junto con los otros!!
Igtus se puso a su mismo nivel.
- ¡¡Esos fueron seres humanos “intervenidos”,no eran robots!!¡¡Esa era la inteligencia artificial!!
- ¡¡Eso es discutible y usted lo sabe!!¡¡estamos en contra de su máquina que ha mostrado ahora y “No-Semejántis” votará en contra cuando se presente al concurso, así que ya lo sabe!!
-¡¡Con amenazas no logrará nada, además ustedes son solo una parte del jurado!!
Careciendo de más argumentos y algo fuera de sí, Mantenario alzó su mano apuntándolo.
- ¡¡Tus máquinas son un insulto y un atentado Igtus, eres un sacrílego!! ¡¡un sacrílego!!
Luego de decir esto dio la vuelta y buscó la salida del recinto. Luego de traspasar el umbral, la normalidad se restableció poco a poco en el auditórium.
Igtus, en su sitio, se aproximó un vaso con agua para pasar el rato desagradable. Después de una pausa se dirigió a la gente que estaba frente a él en la reunión.
- Señores, finalmente, después esta movida exposición, me imagino que ustedes pueden tener un juicio respecto a la maquinaria. Me gustaría saber su opinión y el posible interés que puedan tener en este modelo y espero no haberlos aburridos con esta exposición
Luego de un instante de distensión, uno de ellos, el señor Alban, el director del gremio minero, hizo uso de la palabra.
- Doctor Igtus, la verdad pienso y creo que interpreto a mis demás colegas en este asunto…es que su modelo nos interesa y nos ha sorprendido en verdad, pero así como usted nos ha mostrado su creación, quisiéramos que nos trajera algo “entero”, o sea, la parte de arriba…sin menospreciar a los demás, que ni siquiera han traído un modelo hidráulico, vemos que usted ha traído algo nuevo, la generación de el señor Magno mayo ya ha pasado a la historia…
- ¡Señor, Magno Mayo ha sido un respetado inventor y una figura estimada en el medio!…
- Así es y tiene nuestra absoluto reconocimiento y sabemos que usted lo respeta mucho al igual que nosotros, pero usted sabe que todo esto se hace para darle solución a este problema en nuestro mundo que es la convivencia con los ALOTES y hasta ahora no se ha encontrado una manera realmente efectiva de mantenerlos a raya sin eliminarlos, pero usted nos ha dado una esperanza, señor Igtus. El señor Magno Mayo ha sido el ganador consecutivo de los dos últimos concursos, él ha marcado una tendencia, pero sabemos que no se presentará este año por su avanzada edad, además las presentaciones de sus otros colegas siguen con la misma tendencia, son más de los mismo, con ciertos matices, pero más de lo mismo, usted ha traído la nota distinta…y sin temor…
Otro de los contertulios del público, Maulén el director del gremio agrícola, se levantó ansiosamente dar su opinión.
- ¡Si, doctor, nosotros queremos que usted construya un robot mecánico para nosotros, queremos algo así como lo que usted está haciendo!¡un robot como el que usted puede hacer!¡algo que sea efectivo en este problema con estos bicharracos!¡llevamos décadas en esto y necesitamos soluciones y ya estamos cansados!¿sabe?¡usted es nuestra única esperanza!!
Aquello encendió a casi todos los espectadores.
-¡Doctor, estamos hartos de que se coman los zapallones de las tierras de sembradíos estoy harto de que se coman nuestro trabajo!¡yo confío en usted doctor, el gremio agrícola confía en usted, doctor!
-¡Sí, doctor, sabemos que usted es capaz!
- ¡Sí, por favor doctor, usted puede!
- ¡Yo lo apoyo!
Las personas ahí presentes se sentían enfervorizar, casi arengaban a Igtus entusiasmados por la solución que él les podía dar.
-¡Si, doctor, yo también lo apoyo!
- ¡¡Yo lo apoyo!!
- ¡¡Todos apoyan al doctor Igtus!!¡¡viva el doctor Igtus!!
- ¡¡El doctor Igtus es nuestra salvación!!
- ¡¡Siii!!
El hombre que habló en un principio, el dirigente del gremio minero, siguió hablando dirigiendo la conversación para que no se desbandara el público.
- ¡Pensamos que debe adquirir el compromiso ahora con nosotros de manera que debe presentarse al concurso con un modelo mejorado, porque …es la única manera de que lo empleemos en nuestras faenas y tendrá todo nuestro apoyo para eso!
- Con todo respeto, quisiera que no se hicieran muchas expectativas, no han visto si este modelo funciona siquiera y…
Otro componente de aquel consejo administrativo se apresuró a decirle:
- ¡No importa doctor, todos nosotros apoyamos la moción, creemos en usted, sabemos que usted es capaz de desarrollar lo que le estamos pidiendo. Sabemos que con su genialidad nos va a sorprender para el día del concurso!¡Confiamos en usted doctor!!
Tratando de ocultar atisbos de decepción Igtus se dispone a contestar, sin antes de carraspear a manera de distraer si incomodidad.
- Ehém…sí, la verdad es que había contemplado algo como lo que ustedes buscan, pero… tendré que apresurar mis investigaciones para el modelo y no sé si podré hacerlo y…no les prometo nada, pondré todo mi empeño, todas mis ganas, pero no les prometo nada. Por favor, no les prometo nada.
El dedo índice de Igtus apretó un botón y la pantalla que mostraba su imagen diciendo aquellas últimas palabras de aquella reunión, se apagó.
- ¿Se le aclara un poco la situación, señor Casanga?
Una mueca deja escapar, y como mostrando cierto desasosiego con unas de sus manos en el rostro, con un aire seudo intelectual, le contesta:
- Mire, con unos ciertos detalles, esto quedará más que claro…
Haciendo una pausa Casanga hizo otro comentario.
- Déjeme decirle…me sorprende la estimación que le tiene a usted esa gente, profesor, en mi mundo a muchos políticos o al alguna autoridad le gustaría tener esa llegada que tiene usted con la gente, a usted lo quieren mucho…
Con amargura el profesor le respondió.
- O me odian mucho….






CAPÍTULO CUATRO:
¿QUE ES ESO DEL “NO SEMEJANTIS”?








Sus manos eran suaves, como iluminadas por la luz de la Luna, pero no; ese era su color natural, lo que no dejaban de ser atractivas, muy finas; sus dedos terminados en puntas, muy femeninos. Esta mujer era una “Tangalanéza” de “Talangániz” zona de ese mundo donde los seres humanos eran casi de la misma contextura de la del doctor Igtus: delgados y albinos. Habían matices, pero la generalidad presentaba ese aspecto característico: su tono albino y la fragilidad.
Desde el edificio en donde estaban se veía la ciudad tenuemente iluminada, y ya era casi entrada la noche. Casanga, que estaba a su lado, le preguntó:
- ¿Hace mucho que trabaja para Igtus?
- Hace dos años, más menos… pero usted, ¿no estaba al tanto?… ¿no es su sobrino?
- Eh… bueno, si, más bien.. sobrino político, un amigo de la familia más que nada, pues mi parentesco casi no existe.. y yo vengo llegando hace poco… él necesitaba un ayudante y me pidió que viniera y…
- No sabía que necesitara un ayudante.
-Bueno, usted sabe: él es algo reservado y bueno, simplemente me pidió que viniera y aquí estoy.
La mujer Ubtuniana lo miró fijamente, a lo que Casanga pareció incomodarle un poco y luego le dijo:
- Usted debe venir de muy lejos, debe venir de “Ani-ani”. La gente de allá tiene el color de piel que tiene usted.
- Eh si, si…precisamente…de allá vengo.
Antes de que la mujer le siguiera haciendo preguntas incomodas sobre su procedencia, Casanga viendo que la mujer era de su gusto y parecía llevarse bien con ella, que había comunicación, arremetió.
-¿Y usted Naty, es casada?.
-¿Casada?
-Sí, casada, que tiene una pareja… con la que se acompaña, tiene descendencia y eso.
- ¡Ah, le entiendo, así le dicen allá, pues no actualmente no estoy en ese proceso.
-¡Ah, qué bien!
-Ese no es motivo de alegría.
-Bueno, no, pero para mí podría ser, pues eso significa que podría tener una chance, ¿o no?.
-¿No irá demasiado rápido Sr. Casanga?
-En “Ani-ani” hacemos las cosas de esta manera: claras y frontales, aunque en un momento puedan sonar algo brutales, con poco tacto, quizás, pero sinceras. Sinceridad sobre todo. ¿No le parece?. Perdone que se lo haya dicho, pero por lo menos, ya lo sabe.




* * * * * * *

Mario Casanga no puede disimular la gracia que le produce todo eso. Se encuentra con el profesor en su laboratorio y este le muestra “el traje”.
- Perdone Doctor, parece mentira, ja,ja,ja…a usted lo adoran y usted les va a salir con esta..ja,ja…
Al Doctor Igtus le molesta de sobremanera el comentario que le hace Casanga, basta mirarle a los ojos para darse cuenta.
- Disculpe Doctor…
Casanga se dio cuenta de su acto estúpido, esto era un asunto muy serio para Igtus.
- Yo no he dicho nada.
-Está bien... ¿Cómo le quedó el traje?
- Bien, muy bien, tengo una visión más amplia.
- Está bien.
Viendo que el Doctor estaba más relajado, Mario le metió conversación.
- Doctor…¿Qué es eso de “Los no-semejantis”. Acuérdese que me dijo que me iba a explicar lo que era…
- Mmh... ¿Puso atención al video, verdad?
- Si, el tal Mantenario que dijo pertenecer a ese… “movimiento político” o algo así, que habían ciertas restricciones para su invento…según los “no- semejantis”.
- Así es.
- ¿Cómo es todo eso?
- Esto se remonta a nuestra historia más primitiva. La verdad, nosotros no somos de este planeta, llegamos aquí ya hace unos 50.000 años atrás.
- ¿Ah?. ¿Son extra-ubtuniános?.
- Podría decirse que sí, pero ya llevamos su buen tiempo aquí, que nos consideramos Ubtuniános. Nosotros venidos de “Ucrónia” un mundo muy similar a este. Nos desarrollamos y crecimos en ese planeta y alcanzamos un nivel tecnológico aceptable y llegamos a crear robots con autodeterminación y esa fue nuestra caída. Fueron de gran ayuda y empezamos a depender de ellos y ahí empezó todo. Como pensaban por sí mismos, con su inteligencia artificial, llegaron a concluir que los seres de carne eran una raza inferior, así que tenían que subyugarnos y eso fue lo que sucedió. Aunque, de cierta forma, físicamente ellos eran superiores, ya que eran de material sintético, duro, más sólidos que nuestros cuerpos y su memoria nos superaba, la carne, con todas sus complejidades y debilidades, era superior a ellos, pero convenientemente ignoraron ese hecho y empezaron a tomarse las dependencias y el poder, ya que no podían hacerlo legalmente. Disposiciones gubernamentales no les permitía ocupar cargos políticos o formar alianzas políticas, de forma que hicieran presión en el senado y dictaran leyes que les permitieran apoderarse pacíficamente de nuestro mundo. Lo hicieron a la fuerza con el poderío que tenían sus máquinas y con el control eléctrico de todo. No les fue difícil. Los hombres y mujeres de ese mundo quedaron reducidos a especímenes de estudio, con el miedo como aliado y su “superioridad física”, su toma del poder fue aplastante. Como ya dominábamos medianamente la navegación espacial, el 45% de la población alcanzó a huir al segundo planeta del sistema solar: Ubtúnis. Realmente todo el hecho fue muy traumático para nuestra raza. Las máquinas pensantes nos persiguieron con saña. Nos acechaban, nos vigilaban, querían borrarnos del mapa. Y casi lo consiguen. Fue una matanza. Los que intentaron resistir cayeron a manos de los “Robo-hombres”, que eran experimentos que ellos hacían con la gente capturada y los convertían en máquinas de caza. Literalmente era un moledero de carne, no había honor, no había cuartel, no había nada, solo el exterminio total, eran frías máquinas de metal con mente propia que actuaban sin misericordia. Mucha gente pensó que ya no estaría a salvo en ninguna parte, y pensaban que estos los seguirían desde el quinto planeta en la órbita elíptica de este sistema solar que era “Ucrónia” a este el segundo que era “Ubtúnis”, pero no ocurrió eso, no salieron del planeta y se quedaron con el. Tal vez ya sabían de la “Confederación” y de las leyes que regían para todos los planetas del sistema. El caso es que llegamos aquí y por el efecto traumático de lo que pasó, la tecnología se dejó de lado; esta había sido la causa de toda nuestra desgracia, según pensaban muchos; así que algunos, que se auto-denominaron “los guardianes”, sepultaron todo, con navíos y toda la información, en unas cavernas y todo el secreto del origen de estas máquinas quedó fuera de nuestras vidas. Otros se prepararon esperando un ataque de estas máquinas pensantes que nunca llegó. Otros se abocaron a una vida totalmente “natural”, a la tierra y al cultivo de esta, en una vida lo más alejada de la tecnología posible. De eso ha pasado mucho tiempo y en los tiempos actuales se han formado dos corrientes de pensamiento de quienes han estudiado la historia: “Los No-semejantis” que se adhieren a la postura de que se debe renunciar a cualquier vestigio de creación de una maquina similar al hombre, de manera de no repetir el “holocausto antiguo” en donde nos vimos forzados a huir de nuestro mundo. Ellos se enfocan a no repetir la experiencia sangrienta en donde se propició la creación de las máquinas pensantes y que estas, a su vez, crearon a los “Robo-hombres” para terminar de aniquilar a las personas; así que están en contra de cualquier asomo de la creación de un ser híbrido, mitad hombre- mitad máquina y son muy celosos al respecto. Se dice que son poseedores del diseño del circuito que dio origen al pensamiento propio de las máquinas, con un sistema de “autoanimación” que consistía en que una tarjeta que contenía el circuito generaba una energía que cubría al elemento en donde era conectado y lo dotaba de vida propia. La inteligencia artificial. Podían insertarlo en un muñeco de madera y con un mínimo de energía, este tomaba vida propia generada por este dispositivo. Pero ese es un mito y nadie lo sabe con certeza. Tal vez lo tienen, solo lo saben ellos, los más altos cultores del pensamiento “No-semejantis”. Ellos son los descendientes de los antiguamente llamados “los guardianes”.
Al contrario, “Los moderatus” son una línea de pensamiento más liberal y se abre a la creación de máquinas mecánicas, no importando si se parecen al hombre o no, importando solo que sean meramente “asistentes”, que sean útiles para nuestras labores, prácticos, no buscando, por supuesto, la repetición de la experiencia antigua de nuestro pueblo que nos llevó al trágico éxodo a este planeta “Ubtúnis”, a no depender demasiado en la máquinas en el fondo. Y esto solo con técnicas mecánicas, con una mínima y básica programación, necesaria para que haga su trabajo. Y la convención de “ÉLITO”, es precisamente una convención que se lleva a cabo cada tres años, para revisar las disposiciones tendientes a controlar las producciones de estas máquinas en pos de evitar otro posible “Holocausto Antiguo”.
















CAPÍTULO CINCO
¿ESTUVE ENTRE ESTA GENTE ALGUNA VEZ?”



Una alarma en el pasillo indicaba que había reunión urgente en el consejo general, que era una especie de parlamento en aquella ciudad.
- ¿Qué pasa señor?
- ¡Camine rápido señor Ulus, hay que tomar pronto una decisión, esto ya no da para más!
Le contestaba aquel hombre de túnica que llevaba unas carpetas en su brazo. Sin hacerles más preguntas, aquel señor que preguntó, de nombre Ulus, le siguió.
Otros como él entraron rápidamente al salón. Se notaba el ambiente de tensión.
Eran alrededor de veinticinco personas todas vestidas con túnicas, muy semejantes a los parlamentos romanos, pero ahora, podríamos decir, del siglo treinta.
Un tipo, que se veía angustiado se sentó cerca de Ulus. Este parecía conocerlo y parece que había una relación de amistad entre ellos.
- ¡Es demasiado tarde, se los dije, se los dije!
- ¡Calma amigo Manioh, yo creo que se solucionará todo, ten calma!
- ¡Esto está muy mal Ulus, muy mal, debieron haberme hecho caso!
En un amplio círculo donde estaban sentados todos en sus respectivos lugares, un hombre que estaba sentado junto con ellos daba inicio a la sesión.
- ¡Señores, se ha convocado a una reunión urgente de la asamblea para votar el tema de la reprogramación de la máquinas que actualmente están en función!
Uno de los integrantes levantó la mano para tomar la palabra.
- ¡¡Señor Presidente, señor Presidente, pido la palabra por favor!!
El presidente de la asamblea, con ademanes que denotaban una alta ansiedad, le da, casi a regañadientes la palabra.
- ¡¡Sea muy breve señor Unio, necesitamos deliberar muy urgentemente!!
- ¡¡Gracias señor, pero pienso que toda esta urgencia está demás, hay que comprender, son máquinas y están aprendiendo y por tener vida propia, tienen sus derechos!!
El amigo de Ulus, señor Manioh, saltó exaltadísimo de su asiento.
- ¡¡¡Imbécil, por todos los idiotas cómo tú estamos en esto, estamos condenados!!¡¡Ellos ya obstruido el computador central y ya no podremos hacer nada!!!¡¡¡Que están aprendiendo dice el muy imbécil!! ¡¡¡Ellos ya lo saben todo y piensan de forma diferente, piensan ocupar su espacio, para ellos no hay derechos, idiota, no hay derechos, no hay nada!!!
Con un martillo con el cual se hace oír golpeándolo en un pequeño receptáculo cuadrado, el presidente de la asamblea pone orden ante la conmoción que se produce entre los integrantes.
- ¡¡Silencio, silencio!!¡¡Orden en la sala!! ¿A qué se refiere señor Manioh con eso del computador central??
- ¡¡A eso, señor Presidente!!¡¡El computador central ya no está accesible para nosotros, no podemos hacer nada!!
- ¡¡¡Y cómo lo sabe usted!!
- ¡¡Me acaban de informar segundos antes de entrar a esta reunión, señor!!!
Se produce un silencio entre todos. Al parecer aquello que escucharon no se lo esperaban.
Uno de los asambleístas tomó la palabra.
-¡¡¡Señor presidente, esto ya transformó en una emergencia, sugiero que llame a los centros policiales para que disponga para los miembros de este senado unas cuantas armas portátiles obturadoras y distribuyan también a toda la población, sin eso no lo podremos controlar y su infiltración va a ser total!!!
El presidente, al nervioso, como los demás, se pronunció:
- ¡¡¡Bien señores, esto precipita las cosas!!!¡¡¡Se dicta estado de alerta a la población!!!¡¡¡Todos y cada uno sabe qué hacer en sus distritos!!¡¡Cualquier otro asunto se comunicará por la policía central!!!
El presidente de la asamblea se empieza a comunicar con las otras instituciones por medio del comunicador de su mesa. En eso, todos hablan entre sí y Ulus ve a su amigo echado en su lugar, con las manos en la cabeza. Ulus deja ver a su amigo y levanta la vista y ve una sombra en la entrada principal, el vidrio está tratado y no se transparenta, así que cualquier cosa, se ve difusa. Pero se alcanza apreciar la figura de un hombre un poco más alto que el normal que va avanzando hacia la puerta.
Se escucha un estruendo y los vidrios de la entrada principal salen hecho añicos. Todos dan vuelta la cabeza hacia la entrada y ven un tipo alto envuelto en una armadura que entra por la destrozada puerta principal.
- ¡¡Dios, que esto!!?? - dice el presidente quedando paralizado por un momento como los demás, pero luego reacciona y llama a la guardia.
- ¡¡¡Guardia, guardia, a la cámara de la asamblea, rápido!!!- seguido de esto activa la alarma.
El sujeto de la armadura tiene un aspecto siniestro, con tonos oscuros, totalmente cubierto con la armadura, exceptuado la cabeza que se ve desnuda y de un aspecto espantoso. Es como la de un hombre intervenido quirúrgicamente y vuelto a ser intervenido, de forma que está lleno de cicatrices y deformidades, pero con sus facciones de hombre identificables: ojos, boca y nariz.
Uno de los asambleístas, el más cercano a él le apunta y dispara con un “obturador”, pero no produce nada y el engendro metálico sigue avanzando hacia ellos.
-¡¡¡Qué pasa, que no se detiene!!- grita.
Manioh, le contesta, espantado.
- ¡¡¡Este es un nuevo prototipo que estaban probando, los “obturadores” no sirven contra él, hay que escapar, este es un “ROBO-HOMBRE”!!!
Rápidamente, aquel “robot” se acerca al hombre más cercano ante la estampida que se produce entre los demás asambleístas que tratan de huir. Le agarra parte de la túnica y con una fuerza inusitada, lo lanza contra la pared.
Otro de los asistentes a la asamblea es alcanzado por el brazo, que el hombre metálico termina dislocándoselo y con la otra mano metálica, le da un golpe con tal fuerza que le produce una fractura tan profunda en el cráneo, que deja expuesto el cerebro.
Otros asambleístas alcanzan a huir por otra entrada lateral. Se escuchan unos disparos. Es la guardia que ha llegado, pero es poco lo que pueden hacer con sus armas a explosión.
Manioh, en su huida, tropieza y Ulus, su amigo trata de ayudarlo para que se reincorpore lo más rápido, pero se encuentra con el hombre metálico se les viene encima, alcanza a patear a Manioh en la cara, que lo mata instantáneamente dislocándole el cuello. Ulus ve la sombra del puño que se le acerca a la cara y todo se cubre en tinieblas para él. No sabe de nada más.
Casanga abre los ojos.
Le duele algo la cabeza, como si lo hubiera impactado algo.
Estaba durmiendo y ha tenido esa pesadilla.
Es de noche.
Todo está calmo.
Por la ventana se ve la claridad de la noche.
Hay un silencio casi absoluto.
Mario Casanga ha despertado.
Mira un reloj de una pared y lo interpreta, según le han enseñado, que son las cuatro de la madrugada.
Ha sido un mal sueño.
Un extraño sueño, pero no puede evitar sentir una extraña sensación. Se le ha quedado patente cada detalle de lo que ha soñado.
Después de refregarse la cara con las manos, se vuelve a acostar y se queda mirando el techo de la habitación.
Medita y no puede evitar hacerse una pregunta muy íntima, algo de muy adentro que ya sabe.
¿Estuve entre esta gente alguna vez?




















CAPÍTULO SEIS:
LAS AVES GIGANTES”


La pequeña nave llevaba la los tres cómodamente. Era muy similar a los helicópteros, pero no usaba hélices, funcionaba con un dispositivo anti-gravitatorio. Las manos de Casanga se aferraban firmemente a la palanca de control. A su lado Naty lo vigilaba muy atentamente, en los asientos de atrás Igtus los veía sin decir nada, es más, en su rostro no era posible detectar nada; si tenía desconfianza, se lo tenía muy guardada.
- Allá en…allá de donde vengo no tenía ni licencia para conducir un carro y heme aquí, conduciendo un aparato aéreo…
Dijo algo nervioso Mario, mostrando algo de satisfacción.
- No está mal para ser la primera vez Casanga, es un buen alumno usted.
- Es que… tengo una buena profesora.
El rostro blanquecino de la mujer pareció sonrosarse.
- ¡Ya, ya, deje, que por hoy es suficiente!
El profesor respiró aliviado cuando Naty tomó el mando del pequeño transporte aéreo.
Se acercan a un área de cultivo de “zapallones”, especie de zapallos gran grandes como una carpa de campaña. Eran la base de la dieta alimenticia de ese pueblo.
- Vea todos esos llanos Mario, nosotros al final, al trasladarnos a este mundo, ganamos, este planeta es 100 veces más grande, más fértil que “Ucrónia”, bueno, en estricto rigor yo no conocí “Ucrónia”, ya que de eso hace milenios, pero según nos cuentan las crónicas, así era.
El “cóptero” se desplaza plácidamente por extensos campos, rodeamos por extensos montañosos de poca altura. Era un paisaje hermoso.
Mario siente un extraño olor, le parece familiar, aunque está en otro mundo, aun así le parecería extraño, cualquier cosa le parecería extraña, pero no, esto lo ha olido antes, es como… azufre. Pasan unos minutos y Mario no se atreve a decir nada; puede ser algo sin importancia. Algo estúpido, pero ese olor le molesta y cada vez se hace más intenso, penetrante, y sus acompañantes parecen no notarlo. Pasan unos minutos y ese olor aumenta en densidad. ¿De dónde viene ese olor, de adentro o de fuera de la nave? Está confundido. No tiene forma de saberlo.
- ¿Doctor,que combustible usa este aparato?
- Es piedra comprimida ¿por qué?
- No despide ningún olor, verdad?
- No... ja,jaja….que ocurrencias, hombre!
- Ho, no…si es verdad, olor a piedra, oh, sí , es una tontería…
El profesor parece notar algo extraño en Casanga.
- Por qué, Mario ¿Qué es lo que pasa?
- No sé, parece tonto, pero siento un olor extraño.
- ¿Olor a qué?
- Bueno, en mi mundo…o sea, en Ani-ani era…
- ¡Era qué! ¡dígame!
- Este…olor a… a …
Se produce un silencio entre los dos. Como si se detuviera todo. Algo va pasar. Naty se inquieta también por el ambiente que se genera, no por las razones que tiene Igtus. Hay algo grave en los ojos de Igtus, como expectante de un peligro, Mario, perceptiblemente lo capta y no lo hace esperar más en esos segundos que pasan.
- Azufre.
No termina de decir la palabra cuando se escucha un graznido agudo espantoso, que penetra los oídos de Casanga, y este levanta las manos en forma refleja, pero parece tolerarlo pese a la intensidad. Es tan fuerte el ruido que rompe parte del ventanal del aparato.
- ¡AAh!!
La mujer y el doctor Igtus se mueven impetuosamente tomándose las cabezas y emitiendo gritos de dolor y pierden el control y se desmayan. No alcanza ver esto, cuando un ave gigantesca, muy parecida a los antiguos Terodáctilos de los tiempos prehistóricos de la Tierra, pasa delante del aparato. Es impresionante. Del tamaño de un avión militar, tipo “hércules”. Pasados unos segundos ante la impresión de tan imponente bestia alada, con sangre fría, no pierde tiempo y hace a un lado a Naty violentamente para tomar el control de la nave. La pequeña estructura se tambalea al paso muy de cerca del gigantesco animal aéreo, un poco más, cincuenta metros más y chocan en el aire. Debió haber salido de entre los montes rocosos, que no lo vieron venir. Apareció ahí,






de repente. Con ojos casi desorbitados mira los movimientos de esa cosa gigantesca, que parece que no ha reparado en ellos. Grazna nuevamente y él a duras penas mantiene el bastón de control. El cóptero se ha quedado detenido en su posición, mientras la mole alada pasa delante de él. Tanta densidad hace lentos los movimientos de este animal, pero Casanga ve que gira su cuello y sus pupilas se posan en la nave de ellos. Casanga no atina a nada, espera a que se desista de su acción, pero este empieza a dar la vuelta. Entonces prestamente gira el bastón en dirección contraria al trayecto del ave. Se sorprende de la maniobrabilidad del aparato y su rapidez, si es tan fácil pilotar con ese bastón, todo depende la fuerza y el giro que se le dé para que haga las maniobras que uno quiere. El cóptero sale raudo fuera del alcance de la bestia, a lo que el animal empieza a graznar más seguido, buscando la manera de echarlo abajo, pero Casanga se aguanta y no suelta el bastón haciendo que el pequeño aparato aéreo parezca una mosca al lado de un pájaro silvestre. De a poco el ruido del graznido se hace más soportable y su intensidad disminuye y su imagen queda atrás, haciéndose lejana, muy lejana, hasta quedar fuera de su alcance.
Momentos más tarde Mario respira algo más aliviado.
- ¿Se recuperarán doctor?
- Si, solo ha sido un daño superficial, con unos días de descanso, estarán bien. Esto es normal, si usted dice a la distancia que estuvieron de ese animal, menos mal que no estuvieron más cerca, pero lo que me sorprende es que usted no sufriera los mismos daños que ellos, esto hubiera sido un accidente fatal, si usted no hubiera soportado la intensidad de los graznidos y no hubiera controlado el “cóptero”.
- ¿¿¿Como dice, Doctor???
Le dice casi gritándole Mario al Doctor, haciendo como si hubiera quedado casi sordo.
- Le digo don Mario que me sorprende que usted…
- ¡¡¡Ho, si gracias doctor yo también estoy bien!!!
- No, le digo…bueno, no importa, pero sería bueno que se hiciera un examen más afondo…
- ¡¡¡Ho, si gracias doctor usted es muy simpático, gracias muy amable, gracias, gracias!!
- Bueno, parece que sí le afectó, tómese esto y estará bien.
- ¿¿¿Cómo, doctor???...¡¡¡ah, la receta, gracias doctor, muy amable, hasta luego, hasta luego!!!
La verdad de las cosas es que Casanga no había pasado más que el gran susto de su vida, junto con soportar un fuerte ruido, nada que ya haya soportado en otras oportunidades, en la ciudad, un baile o en una discoteque, nada más que eso, pero ahora no podía dar muestras de normalidad, no podía exponerse a que este doctor lo revisara, no podía exponerse a que descubriera características en él que lo hicieran peculiar, y que con esa peculiaridad se llegara a sospechar, finalmente, que él no era de ese mundo.

* * * * * * * * * *













La mujer toca el timbre de la casa. Espera. Luego de un momento, nada, así que decide entrar con las llaves que le han designado para que tuviera libre acceso.
-¡Halóoo!...
Nadie le responde. Es posible que el profesor no se encuentre en casa. Ella tiene trabajo que hacer así que ingresa sin hacerse mayores cuestionamientos. Después de pasar por un pasillo de la casa se dirige a la habitación de trabajo del doctor Igtus, el lugar que hace de laboratorio. Toca a la puerta, pero nadie le responde. Adentro Mario está en una situación que no le puede responder su llamado, se está probando ciertas ropas que son partes del robot, se coloca finalmente el casco y se queda quieto, ya que ve inminente su entrada y no lo puede ver así. La mujer lentamente abre la puerta.
- ¿Mario…Profesor…?!! ¡No hay nadie!
Asoma más su cabeza, de forma que ve mejor el interior de la habitación y algo que ve le hiela la sangre y la paraliza de miedo.
- ¡¡Aaaaah!!...
En otra sección del laboratorio el profesor Igtus escucha el grito de su secretaria y se apresura al lugar de donde ella se encuentra.
- ¡¡Que pasa!! ¡¡Que sucede!!
Al entrar a la habitación ve que Naty está parada en frente a su creación: el robot, que ya está ensamblado y que se encuentra en el centro del recinto y Naty lo mira como asustada, con las manos casi tapándose la boca.
- ¡Naty! ¿Qué sucede?
En un momento la mujer no le contesta.
- ¡Naty, por favor, que le pasa!??
- ¿Qué?...¡ho… perdón, profesor, es que me ha asustado este robot y…!
- ¡Ah, por favor Naty, si ya lo ha visto antes!
- Es que armado se ve muy distinto…llega a dar miedo…y…
- ¡Si, si, está bien, por favor Naty, comencemos, hay mucho que hacer!.
- ¡¡Ho, si, profesor voy de inmediato!
Al ver lo solitario del laboratorio Naty le pregunta a Igtus.
- ¿Y Mario, donde está que no lo veo, no vino?
El profesor algo distendido, pero con una seriedad que daba respeto le contestó.
- Eh, si… es que está atendiendo unos encargos de mi parte y después tiene que viajar, no sé a dónde, y me pidió permiso.
- ¿Justo ahora, que va a presentar su invento?
- ¡Sí , Naty, y ya déjeme de estar haciéndome preguntas y póngase a trabajar que hay mucho que hacer!
- ¡Ho, si profesor, disculpe, voy en seguida!














CAPÍTULO SIETE:
COMIENZA EL CONCURSO”


La sala estaba repleta y se palpaba la ansiedad. Y había ocurrido la presentación de los otros cuatro robots, pero eran unas piezas tan básicas que no era nada nuevo salvo ciertos adminículos agregados; los dos primeros eran unos cilindros con dos ruedas, el primero tenía un sistema de visor en la oscuridad y para la distancia que provocó buenos comentarios, el segundo desarrollaba una velocidad sorprendente, la que aseguraba una “autoconservación” en caso de que los ALOTES se le vinieran encima. El tercero y cuarto eran distintos. Uno se elevaba sobre el piso y tenía un sistema de navegación magnifico, pero…¿Cómo se protegía de las fuertes ventoleras provocadas por estas bestias?. Además, no ofrecía ningún sistema para el control de esos animales; el cuarto tenía unas armas estupendas, y su aspecto era el de un pequeño tanquecillo, pero consideraron que esas armas eran inútiles si estas no daban en el blanco, la falta de precisión en el momento oportuno eran vitales, así que eso le jugó en contra. Ahora faltaba el quinto, por sorteo le había tocado salir al último, ¿suerte o coincidencia? No importaba, la verdad de las cosas es que todos estaban expectantes a lo que había traído el doctor Igtus.
Los mayores interesados que vinieron a ver el invento de Igtus eran los campesinos y los mineros, los primeros afectados de la cadena en este problema que todos de esa sociedad tenían, finalmente, con estas aves.
-¡¡Orden, orden en la sala!!.
El magistrado Kái hizo sonar su martillo en el estrado a raíz de que la gente cuchicheaba entre ellos e hicieran silencio.
- ¡Ahora señores, es el turno del Doctor Igtus, y es el último de esta sesión de este concurso convocado por la asociación de productores Mineros y del Agro! ¡Señor Igtus, por favor!!
El Doctor se levantó de su silla de entre la primera fila y subió al escenario. A un costado estaban los cuatro primeros concursantes al lado de sus respectivos robots. Mientras subía las cortas escaleras se escuchaban unos solitarios aplausos.
- ¡¡Por favor señores, silencio!!
Tímidamente se colocó frente al estrado de presentación de los concursantes para sus creaciones. Carraspeó antes de empezar a hablar.
- ¡Ehém, estimados presentes, para el concurso de este año he traído una creación que espero les satisfaga…bueno, sin más preámbulos aquí va: el modelo que les presento ahora lo denomino el “ MC-1”.
El escenario del recinto donde se estaba llevando a cabo este acto era grande de manera que cabían los inventores y sus robots. En un momento las cortinas dispuestas detrás se abrieron dejando paso a la primera imagen de su creación.
-¡¡Hoooo….!!.
Fue la exclamación, moderada de algunos y en otros, exagerada.
- ¡¡Es un hombre!!¡¡Es un hombre!!
Gritó Mantenario, apuntándolo, ante el escozor y el escándalo de los de su grupo que le acompañaban.
El ministro de ceremonias hizo sonar su martillo fuertemente.
- ¡¡Orden, orden en la sala!!









Las demás voces no dejaban de apagarse cuando airadamente Mantenario atacó.
- ¡¡Protesto señor ministro!!,¡¡el señor Igtus ha traído a esta sala a un “Robo-hombre”!!
Al oír esa palabra muchos se asustaron y emitieron exclamaciones apagadas.
- ¡Ho, que terrible!- exclamaba con el horror una señora, esposa de unos de los espectadores y otras damas emitían algo similar, pero sin articular palabras legibles y la gente que lo hacían con más fuerza, los que se escandalizaban más, eran los miembros del “No- semejantis”.
Efectivamente la imagen que estaba sobre el escenario era la de un hombre. Era impresionante, en comparación con los otros trabajos presentados. Parecía un maniquí cubierto con una armadura. Más bien parecía un hombre de metal, que no tenía alguna muestra facial, sino que tenía una especie de casco con cubierta de vidrio plástico o algo semejante, oscuro, polarizado, que no dejaba ver su interior y la pintura del resto del cuerpo era oscura, eso fue, más que nada, lo que causó esa reacción, su aspecto, oscuro, algo siniestro.
- ¡¡Protesto señor Ministro por el sacrilegio aquí cometido y acuso formalmente al Doctor Igtus de haber creado un “robo-hombre”!!
Las declaraciones de este hombre alborotaba aún más a la gente.
- ¡¡Silencio, silencio, orden en la sala!!¡Primero, dejemos que el Doctor Igtus termine su exposición, que él todavía no ha comenzado!¡Doctor, por favor!
La serenidad de Igtus contrastaba con sus atacantes.
- ¡Señores, este no es un “Robo-hombre” ni nada por el estilo, por favor, es simplemente el “MC-1” creado para tareas específicas, y en este caso, para hacer frente a este gran problema que nos azota a todos, que es el de los ALOTES; responde exclusivamente a los comandos que se le den, su cerebro es extremadamente básico. Su aspecto responde a las tareas que debe realizar, su cuerpo de hombre le permitirá realizar maniobras que son necesarias en una sesión de control de estos ALOTES, nada más, y su color es neutro, para pasar inadvertido de noche y no podía ser de otra forma, por favor señores, yo les pido más seriedad, este no es lo que algunos están aseverando, simplemente es una máquina de trabajo, nada más.
- ¡¡Señor Ministro, exigimos que la participación del Doctor Igtus sea desechada!¡Su máquina es ofensiva para nuestra comunidad!¡Y desde ya levantamos una acusación contra su creador por atentar contra puntos cruciales de la convención de ÉLITO!
- ¡Eso no es efectivo, señor Ministro, esto es solo un mecanismo, solo una máquina básica!
En eso unos de los representantes de los mineros, intervino.
- ¡Señor Ministro exigimos que se dé la oportunidad de “revisión” al doctor Igtus, no lo pueden desechar así como así!¡él dice que es una máquina básica y nosotros le creemos!
Otras personas apoyaron la moción.
- ¡¡ Sí, que se haga justicia!!
- ¡¡ Sí!!
- ¡Nosotros lo exigimos, señor ministro, que se haga justicia!!.
Entonces el Ministro Kái se pronunció.
- Aunque su máquina parece muy “humana” ,y eso podría ser un problema, doctor, actuaremos de acuerdo al procedimiento; usted les dará unas pruebas a los gremios que convocan este concurso y si hay fundadas sospechas de que usted ha transgredido las convenciones de ÉLITO , su robot será desmantelado ante esta misma asamblea para ver su constitución y usted será objeto una acusación por parte del Estado y de quienes quieran querellarse contra usted… hasta que no se resuelva esta última presentación, el concurso queda pendiente. Eso es todo, señores, se cierra la sesión.
Con un certero y sonoro martillazo da por terminada la discusión.



* * * * * * * * *


Vemos el rostro de Igtus está expectante, serio, ceremonioso, pero seguro de que eligió bien. Ahora se sabrá la verdad.
Nos mira. El asunto se resuelve ahora.
- ¿Cómo sabía, doctor, que yo resistiría los graznidos?
- La vida que llevabas, hombre, ¿Acaso en los bailes o en esas discoteques que asistías no tenían los mismos decibeles? ¿Has visto alguna aquí?
- Tiene razón…y, ¿el asunto del olfato?
- Amigo mío, como has visto, somos una raza más refinada, no como ustedes que son más animales, más en contacto con la naturaleza cruda y la naturaleza es dura y cruel y los sentidos en ella se agudizan, eso es propio de tu mundo, el nuestro también, pero tu mundo es algo más denso que el nuestro. Estás en ventaja con respecto a todos nosotros, tus sentidos se agudizan acá y son más resistentes; no estaba seguro, pero con el incidente del “cóptero” me lo confirmó. Tu puedes detectar a esos animales a kilómetros: sabrás cuando vengan y no estarás desprevenido.
Termina de ajustarse el casco y escucha las últimas instrucciones.
- Recuerda: debes disparar en el sector de los ojos, en uno de ellos o en los oídos. Estas balas explosivas no los dañarán, pero sí le causarán mucho dolor y eso los alejará, podrías matar a alguno, pero eso es difícil. El resto del cuerpo es casi impenetrable, por eso la recomendación de buscar esas partes más vulnerables. Con esta mira de rayos lumínicos dirigidos no podrás fallar.
Casanga nunca lo había visto tan serio y tan frío, una sensación helada lo recorrió entero. No había para qué. No había trampas, ni dobles lecturas, nada, todo estaba claro: era el trabajo pactado. Lo que le decía el doctor era la verdad y nada más que la verdad. La verdad de los hechos, que ahora estaba en frente suyo.
- Una vez en el campo estarás solo, confío en tu destreza y tu capacidad, si fallas… no podré devolverte y me desharé de tu cuerpo; tu estabas solo en tu otro mundo, ¿recuerdas?. Nadie te echará de menos. Para eso te contraté. Esas bestias solo dejan devastación a su paso, pero si logras ahuyentarlos vivirás, pero si no… ya sabes.
Empuñando una mezcla de rifle de caza y rifle de asalto, el doctor Igtus hace el ademán de entregárselo y le dice:
- No me falles.
   


Hasta aquí el 50% de la novela, interesados en adquirirla completa contactacser con EdicionesCuchu al e-mail indicado.





No hay comentarios:

Publicar un comentario