EL
MEJOR
DE MIS
ROBOTS
por
Geko.
EL
MEJOR DE MIS ROBOTS
por
GEKO
(C)by
GEKO 2008,2019
inscripción:
170.484
Todos
los derechos reservados.
(c)
2019 Ediciones Cuchu
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legal:
Sr.
Germán Cuello F.
Todo
hecho presentado en el presente
escrito,
es solo ficción.
Prohibida
toda reproducción.
CAPÍTULO
UNO:
“LA
ABDUCCIÓN”
El
camino es recto, acanalado, solitario y alumbrado tenuemente por la
luz del alumbrado público.
A
esta hora ya empieza a hacer frío.
Anochece
más temprano.
Es
invierno. Es la peor época económicamente hablando, aquí en la
cuarta región y tal vez en el país. Es invierno y no
necesariamente es malo. Simplemente es invierno.
Sus
pies están hinchados, las piernas le molestan y su ánimo está por
el suelo.
-
¡Otro día en vano!- Piensa para si, mirando el piso y avanzando
casi entregado. Laxo.
Todavía
le falta la mitad del trayecto y se lanzaría gustoso al pasto
irregular del camino, pero quiere llegar a su casa y solo lanzarse a
su cama. Casa y cama. Tiene suerte, una casita chiquita, la mitad de
una verdadera, en realidad, aunque esta sea conseguida por medio de
un subsidio: un plan social del gobierno. Peor es nada. No importa.
Son casas estrechas donde en una habitación solo cabe una cama y
mucha gente vive en condiciones de hacinamiento y donde el vecino
escucha todo y no se tiene una calidad de vida decente y por
supuesto, el que diseñó ese tipo de casas no vive en una de estas;
casas para el “perraje” dirán estos entendidos, y de igual
manera dirán también los que controlan el presupuesto para estos
proyectos y todo esto, claro, como vemos, con un “espíritu
visionario de sociedad tremendo”.
Hace
unos años atrás, en tiempos de dictadura, estas casas eran peores,
unidas unas a otras en un lote, con más orejas para oír, con
paredes de vulcanita y piso de madera. Y para que hablar que pasó
con todas esas familias en ese tiempo, todas rotas gracias a estas
“solidarias” condiciones de vida, en fin.
De
alguna manera esto no debe hacer así. Lo sabemos.
Ya
lo solucionaremos.
Pero...
sigamos con la historia.
Vehículos
pasan por su lado en dirección a la población. No hace señas para
que lo lleven. No está dispuesto a escuchar a escuchar otro “no”.
Una burla. Se siente muy abatido para escuchar algo así de nuevo.
-
¡Cagáo’ por haber nacío’….
Balbucea sin dejar de mirar el piso, dejando escapar un suspiro
pesado y sutil al mismo tiempo. A sus treinta y tantos es un hombre
curtido por la vida, con piel de madera, denso como el interior de la
Tierra. Pero que todavía sigue siendo de carne; carne que siente
frío, calor, sed, cansancio, frío…frío… frío como el viento
helado que proviene de la costa cercana.
Sus
manos se guarecen en los bolsillos, su cara se alza hacia las
estrellas. Esas estrellas tan lejanas, tan lejanas como su esperanza.
Debe
ser más tarde de la habitual: ya casi ningún vehículo circula por
el camino.
Tal
vez sea media noche.
La
población no se ve.
Siente
la necesidad de hacer un alto en el camino. Un pie le molesta.
Hay
poca luz.
Circula
por la acera del costado del camino.
Todo
está asfaltado.
Algo
parece habérsele metido en el zapato. Una piedra tal vez. No. Es
solo un trozo del calzado de la parte trasera que roza el tobillo
que se ha doblado causando molestias. Se sienta en el pasto.
Repara
en lo oscuro que está el lugar.
-
¡No se ve la población…un apagón…!
Todo
está a oscuras.
El
centro de la ciudad por un lado y la población por el otro. La luz
de las estrellas contornea todo el lugar. Todo se ve más claro y
hermoso. El ánimo de Casanga parece mejorar con la distracción de
lo que acontece a su alrededor en esta oscuridad inusual.
Al
estar ajustando su calzado, acomodando su tobillo, percibe una
extraña vibración, como una especie de motor, asemejándose más
exactamente al aletear de un enjambre de abejas gordas. Pone en
alerta sus sentidos para ver de qué se trata. Al ver que solo
parece ser el sonido de un vehículo, de un auto moderno, un vehículo
último modelo tal vez; se despreocupa y continúa con lo suyo,
echándose hacia atrás, acomodándose en el pasto. Estira sus brazos
y las coloca detrás de la nuca a manera de descanso y apoyo. Con
sus manos y en menor grado con el resto del cuerpo, percibe la
frescura helada del pasto, la humedad refrescante, agradable en
cierta forma, encontrándose con su acalorado cuerpo. Se acomoda como
un gato estirando las piernas, relajándose totalmente, dándole
merecido descanso a su cuerpo. Toda esa sensación se traduce en
suspiro de gusto.
Estando
ahí en el suelo, muy a gusto, se percata de que aquella vibración
no ha desaparecido, continúa, como si la fuente estuviera muy cerca
de ahí; lo que resulta curioso es que no ve ninguna luz, es como si
las personas, de lo que supone un vehículo, mantuvieran las luces
apagadas a propósito; si estos se detienen ahí, en la oscuridad
-piensa él- ¡por qué no detienen el motor!!¿¿No quieren
privacidad??¿¿Qué quieren?? ¿¿Voyeristas??
Otea
a los alrededores desde ahí, sentado de donde está y como no ve
nada, se recuesta en el pasto. “El auto debe estar escondido, que
más”. Y, estando ahí, con la cara apuntando hacia el cielo, lo
ve. Es un extraño objeto redondo como un balón, oscuro, como un
globo y que flota, tan opaco que contrasta con la claridad del cielo,
salvo por unas pequeñas lucecillas que evidencian su redondez, a
manera de luces de navegación. El aparato no era muy grande: de unos
treinta metros de radio y se desplazaba lentamente pasando sobre la
copa de los pequeños pinos cercanos.
Casanga
mira paralizado aquel extraño aparato .De aquel objeto provenía ese
curioso sonido de motor de auto último modelo.
Había
oído hablar mucho respecto a estos fenómenos, pero nunca se imaginó
que iba a estar viendo uno a menos de 200 metros.
Inmediatamente reparó en el hecho de que, este era un fenómeno
atípico el que estaba viendo: no brillaba y hasta el momento no
tenía movimientos extraños, ni disociaciones de forma como el
común de los avistamientos. Su presencia era imponente, su sonido
abombachado y su contextura negra, densa, le daban un aspecto
tétrico, que hacía pensar que este era un experimento siniestro,
una máquina secreta que estaba siendo puesta a prueba. Visualmente
ese objeto pasaría inadvertido en la noche, pero no para él, que
estaba muy cerca y que no había luz del alumbrado público que le
obstruyera la visión.
Algo
lo puso más nervioso. Vio que el aparato empezó avanzar a donde él
se encontraba. Un haz de luz se encendió debajo del aparato,
dirigida hacia el piso, como reconociendo terreno. Muy similar a los
de los helicópteros de rescate nocturno, de la policía
El
haz de luz se mueve alumbrando la tierra, como buscando algo. Desde
su posición en cuclillas se pone de pie y se oculta entre unos
matorrales alejándose de la carretera. Desde su posición nueva
observaba el aparato, fascinado, no perdiendo detalle. Como el
artefacto avanzaba en su dirección, muy lentamente, y la distancia
empezaba a acortase, abandona su posición, y corre y hace un rodeo
por el sitio, alejándose lo más posible de su trayectoria.
Aquella
máquina era increíble de observar. Sus contornos acerados, oscuros,
las pequeñas luces de colores que le daban un aire especial, como
aquellas, las de una plataforma petrolera en medio de la noche en el
mar. Difícilmente alguien se daría cuenta si viniera por el camino,
pero nadie venía, así que era el único testigo; el sonido de motor
que escuchó era de aquel aparato que se movía, lentamente.
Nadie
venía. Estaba solo. Decididamente con esto, el día de Casanga salía
de lo rutinario.
-¡Algo
que ocurriera en esta ciudad!- descargaba su rabia como apretujando
esas palabras entre los dientes. Tal vez más adelante cambiaría de
modo de pensar y desearía que no pasara nada a que pasaran estas
cosas,
El haz de luz se detuvo en un animal que estaba en las inmediaciones.
Era una vaca de las parcelas que limitaban con el camino que
separaba a la población de la ciudad. El animal despertó y empezó
a emitir mugidos de inquietud. Después de alumbrarlo unos segundos
siguió explorando el lugar, dejándolo de lado. La esferóide
siguió su trayecto en línea recta, la vaca continuó inquieta
emitiendo mugidos de alarma. Y Casanga se percató que los demás
animales cercanos empezaron a inquietarse también y los perros de
las cercanías ladraban con insistencia. La máquina se detuvo y
empezó a girar sobre si. El haz emitido pareció volverse loco:
alumbraba revoloteando de un sitio a otro. Luego empezaba a moverse
lentamente una vez que el haz hacía movimientos más lentos de
búsqueda. Las fibras musculosas refractarias de la garganta de
Casanga hicieron un movimiento de deglución de jugos salivales que
parecían concentrarse a media tráquea. La nave empezaba a moverse
en su dirección otra vez. Una especie de descarga eléctrica
nerviosa se deslizó desde su nuca hacia su espalda. El miedo lo
estaba invadiendo. Su respiración empezó a hacerse más rápida. La
idea de que la oscura maquina lo buscaba, lo dejó helado. Se puso
rápidamente en movimiento y sin perder de vista al objeto, empezó a
deslizarse ocultándose entre los matorrales, dirigiéndose a otro
lugar más seguro, rodeando la máquina y esta vez, aumentando aún
más la distancia entre él y ella.
En
su interior algo se debatía. Tenía la sensación, el deseo de
salir corriendo de ahí. Correr y correr, hasta sentir que estaría a
salvo, a varios kilómetros, pero algo lo retenía, algo perverso,
algo morboso, un engendro de sí mismo que esparcía su veneno
paralizante que lo hacía exponerse de esa forma, por que sí. Él
no quería más, suficiente tenía con lo que le tocaba vivir , con
el debatir de cada jornada, la incertidumbre constante, el azote
ahogante de esta maldita vida, de congéneres que, lo único que
querían era ponerlo de rodillas y que de ahí si moría, mejor, ya
no sería molestia para ellos, ya no les haría sombra, o tal vez,
si estuviera mal, muy mal, postrado allí, ellos le prestarían su
ayuda para mostrar así, lo solidarios que eran, al mundo, dándole
cucharadas en la boca, mientras que él estaba inmóvil ahí, y ellos
gozando de su vulnerabilidad, de su inutilidad, de su desgracia.
¡No!¡por favor! ¡y ahora otro peligro más y tal vez el
definitivo!,¡o quizás era eso: la tentación suicida velada, la
tentación de cerrar el último capítulo de esta historia amarga,
exponiéndole de esta forma a este último peligro, que tal vez sería
peor en caso de dejarle vivo y con secuelas. ¡No!¡basta!
En
su apuro, su pie se apoyó sobre un guijarro que rodó a un lado. Su
cuerpo perdió el equilibrio y se vino al piso, de bruces,
estruendosamente. Con su atención en la extraña máquina, no
coordinó bien los brazos y estos no fueron lo suficientemente
ágiles como para librarlo del contacto de la semi-aridez del piso
de arena y la tierra. Su boca y parte de la nariz se abarrotó de
arena. Después del impacto, el dolor de los pómulos y el mentón,
pasaron a segundo plano. Una vez que había escupido parte del
material y sus manos retirado parte del que había entrado en su
nariz, sus ojos buscaron la máquina voladora. En esa acción
rápida se pudo dar cuenta que haz de luz caía sobre él. De entre
los matorrales vio el intenso brillo que lo obstruyó, cegándolo
por unos segundos, instintivamente bajó su cabeza buscando el suelo
y una intensa luz rodeó el contorno. Una congestión de músculos
faciales mostraban el alto grado de tensión de que estaba siendo
objeto, sentía los músculos del corazón bombear con extrema
fuerza. Cierto sudor frío empezaba a manar por entre medio de los
cabellos de su frente, sudor que se mezclaba con partículas de
arena. Con su cuerpo pegado al piso y con la cabeza vuelta hacia un
lado, mirando hacia arriba lo más que podía, lo que le permitían
los músculos del cuello, con los ojos casi desorbitados , trataba
de captar el moviendo de la esfera negra. La intensa luz no le
permitía ver nada con claridad. Sabía que estaba muy cerca, pero no
sabía cuánto. Se quedó quieto ahí, como tratando de pasar
inadvertido, ingenuamente, imitando a algunos animales que hacen eso,
que se hacen los muertos para escapar de su cazador. Y lo que empezó
a asustarlo verdaderamente, fue el hecho de que la luz no abandonaba
el sitio y estaba tan inmóvil como él. Pensó que en un momento de
descuido que podía huir, pero no; el haz de luz continuaba encima.
La vibración del aparato se empezó a hacer más y más grave y
profunda, se acercaba más. Estaba bajando hacia él. El pánico y el
horror empezaron a hacer estragos en su ánimo produciendo una
espantosa sensación desolación. Por una fracción de segundo
recordó aquellos casos de abducción de los cuales había visto y
había tenido noticia. Quizás qué tipo de seres venían en esta
máquina que actuaban así, solapadamente. Horrorosas
consecuencias eran las que habían tenido esos secuestrados por
aquellos seres que tenían el mismo patrón de conducta. ¡Maldita
suerte!¡ser un tipo que sobra en esta sociedad!¡andar limosneando
por un trabajo, por un puesto de esclavo!¡ver que todo salía
mal!¡desayunar y comer angustia!¡y ahora esto!¡solo esto me
faltaba!¡que me rapten unos marcianos de mierda y me metan cuchilla
y me dejen como estropajo!¡hijos de sus madres, malditos!!
Con
un zumbido saturándole los oídos, su cuerpo actuó mecánicamente,
como reflejo instintivo, y entregado a un acto de rebeldía
impetuosa, se lanzó en huida. Sus piernas, impulsadas por poderosa
energía, con pura adrenalina, se transformaron de pronto, en dos
pisones de moler pasto. Las flores, ramas y lo que encontró en su
camino: troncos, arbustos abundantes y frondosos se tomaron su precio
rasgándole la piel que no cubría su vestimenta. ¡Sal de aquí
maldito, sal de aquí!- parece gritarle su cerebro interiormente, en
un desesperado arranque de sobre-vivencia. Con su cuerpo
“electrificado”, sus brazos se alzan de forma de sincronizar con
el resto del cuerpo para que la acción sea efectiva, con sus
piernas, que a grandes trancos avanzan sin transar, franqueando una
barrera de pasto y ramaje que daban paso a una abertura a la
espesa vegetación. Un paso hacia la salida. El aire caliente choca
con su cara. Es el aire que produce su cuerpo, la evaporación de su
sudor, que al avanzar el aire frío de ambiente lo lanza contra su
cara; es su cuerpo que está en ebullición, su cuerpo, su corazón,
que está trabajando a toda máquina; todo el carbón a la caldera.
Siente como sus talones remecen toda su humanidad cuando estos
impactan contra el piso; su mandíbula suelta y sus labios laxos
salpican la atmósfera con gotas de sudor a cada impacto de sus
talones. Con el balanceo de sus brazos parece atrapar todo el aire
y dejarlo atrás, sus codos se elevan hasta el estire máximo de sus
músculos y sus puños se elevan hasta la altura exacta de su
rostro, para luego bajar con toda fuerza; sus ojos desorbitados
absorben todo delante de ellos; su cabello, como el resto del cuerpo
deja escapar un vapor extraño, que deja una estela en el aire
mientras avanza .
En
este momento su mente es agitación, como el resto de cuerpo, al
ritmo de huida. La presencia de la luna parece envolverlo en un
paroxismo de violencia visual , de sombras, de verde lunar, del
crepitar de las ramas que pasan al lado y debajo de él..
Inusitadamente todo se vuelve blanco y otro tipo de calor envuelve
su cuerpo. Su corazón parece explotar, todo se ilumina en torno a
él. El follaje de la vegetación se torna albino, todo pierde su
color. Su piel parece quemarse con otra repentina sensación
proveniente de la luz. El vapor desaparece entre la blancura.
Nuevamente viene otra oleada de sensaciones de calor y luego otra,
dentro de ella. Repentinamente los músculos se le entumecen y en
medio de un terrible dolor, cae al piso lentamente, dejando una
huella de vapor y sudor en el aire. Su rostro sudoroso muestra una
expresión de dolor vacío, con su boca entre abierta y sus párpados
caídos, en un instante pareciera que se mezcla una sensación de
placer. El impacto en el piso entre medio del salpicar de gotas de
emanación de su cuerpo vapor, arena y piedrecillas, no le borra
aquella expresión. Los músculos de su cara están tan flácidos,
sueltos y sin control. Parece que va a perder la consciencia de un
momento a otro. El último vestigio de consciencia la tiene cuando
nuevamente experimenta otra sensación de calor que lo entumece
nuevamente, acalambrándolo por completo y él se da cuenta que es
una descarga eléctrica, intensa. El dolor es insoportable. Sus
pulmones y su garganta se estremecen y sus cuerdas vocales buscan un
alivio a tal martirio, emitiendo un horroroso grito que se pierde en
medio de la blancura de la luz que lo cubre todo.
CAPÍTULO
DOS:
“EL
DOCTOR “IGTUS”.
Un
hombre que figura algo delgada se encuentra a lo que parece un
tablero electrónico, manejando con sus manos instrumentos
puntiagudos. Parecen desatornilladores o algo así. Arregla algo
introduciéndolos por una abertura cuadrada; es un panel dispuesto en
forma vertical, algo así como varios refrigeradores juntos.
Repentinamente se produce un chispazo acompañado de un fuerte ruido
explosivo.
-¡¡AAh,
mierda, otra vez, por la misma mierda!
Exclama
el individuo envuelto en una pequeña humareda gris, soltando las
herramientas en medio de una mueca de dolor. Estas caen a cierta
distancia produciendo el típico sonido de un tubo de aluminio hueco.
Seguidamente se examina la mano con que manejaba el instrumento y ve
que tiene una pequeña quemadura. El sonido de las herramientas queda
resonando en la habitación y llega a oídos de Mario Casanga,
quien se encuentra recostado en una camilla a un extremo de la
habitación. El sonido le alcanza. Él escucha el ruido en la
lejanía y lentamente ese sonido lo empieza a sacar de su
inconsciencia.
El
doctor Igtus, que es una persona delgada, de cierta edad, pelo cano,
de fina barba y bigote también canos, de ojos saltones y de piel
casi albina y que el biotipo imperante del mundo de donde viene,
pero no dominante, los demás son muy parecidos a los humanos
terrestres. Mientras lame su dedo herido se da cuenta que el hombre
que tiene recostado en la camilla del fondo a despertado, ya que
mueve los ojos sin mover la cabeza.
La
habitación es, en general, de alegres y sobrios colores. Con sus
ojos Casanga observa absorto el techo que es de tono verdoso pálido
y hacia un costado de ese verdoso pálido se asoma la figura del
señor Igtus.
-¡Señor
Casanga…por fin despertó…como se siente, como siente su
cuerpo…le duele?
Casanga
lo mira fijamente, aunque tiene los efectos de los choques eléctricos
en el cuerpo, puede darse cuenta de que es una persona a quien tiene
adelante y esta le sonríe y da una sensación de confianza;
pestañea, cierra los ojos fuertemente y luego los abre lo mira
nuevamente. En seguida su garganta deglute saliva y luego saca la voz
dificultosamente:
-
¿Quién es usted…y como sabe mi nombre?...
-
Mi nombre es Simón Igtus, señor Igtus o Igtus, como lo
prefiera, yo le conozco a usted, usted ahora es mi huésped, así que
no se preocupe de nada.
El
hombre recostado parece agitarse un poco, con una leve tos, pero en
seguida se le quita y trata de incorporarse y se percata que tiene
un dolor de cabeza idéntico a una resaca.
-
Pero… ¿Que estoy haciendo aquí…y esto?
Se
fija en sus manos; tiene un color natural agradable; se fija en la
ropa que lleva puesta y que es un simple uniforme, cómodo, de buena
tela, con cierta sobriedad y elegancia. Haciendo un poco de esfuerzo
se sienta sobre la camilla.
-
¡Ho…pero…pero si estoy dentro del “ovni”…y usted…
El
hombre parece molestarse en un momento, pero su dolor de cabeza le
frena.
-¡Y
usted es… es… un maldito marciano!
-
Calma, calma hombre, ni usted no está dentro de un “ovni” , ni
yo soy un maldito marciano. Marte es su planeta vecino y yo vengo de
otra parte muy distinta muy lejos y muy cerca a la vez.
-
¿¿Cómo??
-
¡De otra dimensión, pues hombre, de otra dimensión, paralela a la
suya, pero otra!
-¡Pero
eso no existe!¡usted debe venir de Júpiter, de otro planeta lejano,
quizás de otra galaxia!¡pero de otra dimensión?¡eso solo ocurre
en “la dimensión desconocida”!
-¡Es
hora de que se empiece a dar cuenta de cómo son las cosas, señor,
eso ocurre en “la dimensión desconocida” y ocurre aquí
también!¿se le ocurre a usted también que voy a venir de fuera de
la Galaxia cuando esa distancia es casi imposible de
recorrerla?¡mejor de otro planeta de otro sistema solar, pero en
esta misma Galaxia, eso podría ser! pero ¿otra…Galaxia?¡por
favor!¡yo quiero llegar vivo y ahora!¡es mejor si abro una puerta y
llego de inmediato!¿no le parece? ¡De un mundo así provengo yo!¿me
entiende?
-
¿Pero…cómo?
-
Mire, se lo voy a decir en dos palabras, no es exactamente lo mismo,
pero para efectos de la explicación, sirve: El universo es como el
dial de una radio.
-¿¿Quéee??
-
¡Si, el dial de una radio!...¿no conoce que es una radio, un
aparato de radio?
-
¡Si, si, claro que si, por supuesto ...¿pero, el dial de una
radio?...
-
¡Si, imagínese que su mundo, la Tierra, está situado al comienzo
del dial. Allí la sintonizamos y encontramos una emisora y ahí
encontramos la Tierra, Marte, Venus, etc, etc, luego el sistema
solar , luego otro sistema solar y así empezamos encontrar la
montoneras de sistemas que forman la Galaxia, luego hay otras
Galaxias, una infinidad, y así, pero esa es una frecuencia, un punto
del dial y al lado de ese punto del dial donde está la Tierra, hay
otro número, lo cambiamos y nos encontramos otro universo que es en
donde está mi mundo, mi planeta y las cosas allá son algo
diferentes, es otro mundo al que ustedes pueden ir cuando sueñan o
cuando descarnan. Hay muchos puntos y otras frecuencias que
significan otras dimensiones, otros mundos, el universo es tan amplio
que todas las historias que se han escrito en la Tierra son verdad en
otros mundos de otra dimensión y en esta misma, ya que hay mundos
tan lejanos que nunca se sabrá de ellos, por lo menos, nosotros, no
sabremos de ellos y así …¿le queda claro?
A
pesar de que era mucha información, de golpe y que él estaba aún
algo atondado, la explicación quedaba clara, el hombrecillo se
explicaba muy bien: era otro universo y no otro mundo o planeta
alejado en el espacio una vez saliendo de la órbita de la Tierra.
-
He…creo que si…
-
Bueno, señor Casanga, lo que a mí me interesa ahora es saber cómo
siente su cuerpo.
-
¿ Qué?
-
¿ Qué cómo se siente, si le duele algo?
-
Eh, si…la cabeza, pero me siento mejor que hace un momento, se me
va pasando muy rápido…
-
Bien, bien…es un alivio.
-
Pero… señor, mire…usted parece humano, de otro tipo, no sé,
y…¿Cómo es que sabe mi nombre?
Igtus
alzó su mano derecha indicándole la salida de la habitación e
inclinó algo la cabeza.
-
Le explicaré todo sin ambages, una vez que venga conmigo, por favor.
En
la habitación contigua Igtus le ha servido a su invitado un gran
tazón de un líquido caliente y luego trae el suyo y ambos se
acomodan a la mesa.
-
Vamos, beba, hombre, beba, con esto terminará de reponerse.
Igtus
se lleva su vaso a la boca y bebe. Lo hace con un gusto, que dan
ganas de probar aquella bebida. Casanga todavía desconfía y no bebe
y se dedica a observarlo.
-¡Humm,
siempre he probado esto y nunca me canso de disfrutarlo..,aahh…bueno,
en fin…mi estimado amigo, le diré…
Con
su mano se limpió la comisura de los labios y continuó.
-
Mire, señor Casanga, quiero pedirle disculpas por haberlo abducido
de esa forma, yo…
-
¡Ah, entonces estoy dentro de un “ovni” y usted me ha raptado!
-Sí,
sí, pero, espere, espere, cálmese…mire, está usted dentro de mi
nave, pero este artefacto no es como esos “ovnis” de los cuales
ha oído usted hablar…
-
Sí, creo… haberme dado cuenta…
-
Permítame continuar… como le dije, esta no es una nave como
aquellas de las que ha oído hablar y yo lamento haberlo traído de
esa forma, la verdad es que era la única forma que tenía a mi
disposición…mire, yo lo he estudiado a usted durante un mes y
creo que es la persona que necesito y, como le digo, lamento la forma
un tanto violenta que lo traje y esto es debido a mi inexperiencia.
Que se tenga registro, soy el primer “Ubtuniáno” que visita su
planeta.
-¿El
primer “Ubtiniáno” en la Tierra?
-
Eso. Que soy el primero que se tenga registro.
-
¿Qué se tiene registro?
-
Si, precisamente, que se tenga registro en mi planeta, porque, que
tenga entendido, en este mundo no se lleva un registro de los
visitantes que llegan, así que yo no le puedo responder por aquellos
que clandestinamente penetren la atmósfera, sin ninguna clase de
protocolo, como aquellos grises cabezones de ojos grandes, que
constantemente violan la prohibición y vienen aquí y utilizan a
sus congéneres para hacer toda clase de experimentos…y con la
venia de sus gobiernos, pero, la verdad de toda esta faramalla es que
los que están detrás de todo esto, son los reptiles draconianos,
los gobiernos lo supieron después que habían hecho trato con esos
cabezones, trabajadores esclavos de los reptilianos; el gobierno, o
sea, las personas que estaban en el gobierno, de los Estados Unidos,
ese país, como ustedes le llaman, hicieron tratos con esa gente y no
supieron con quien se metían y se metieron, precisamente, con los
malos. Estos reptiles trataron de someternos a nosotros también,
pero por la longitud de onda de nuestro cerebro, no pudieron avanzar
más allá, pero con ustedes podrían tener la tarea más fácil,
digo podrían, pues todo ese poder que estos reptiles tienen se
podría deshacer con el poder del inconsciente que ustedes tienen, el
alma, depende como los combatan ustedes mentalmente, con su voluntad,
de no aceptar sus influencias.
Precisamente
ese era el temor que tenía Casanga, el estar siendo influenciado,
engañado por este señor Igtus, pero la forma de conducirse, de
hablar, de decir las cosas claras, como lo estaba haciendo este
señor, le tranquilizaba un poco.
-
Ah, entonces…
-
Sí, yo sé que usted tiene algo de afición a estos fenómenos
“ovni”, como ustedes les llaman, y como le dije: a usted lo he
seguido durante un mes y lo sé, porque he escuchado sus
conversaciones con sus cercanos, y espero que me perdone por esta
indiscreción,
por
esta invasión a su privacidad y es que, cuando llegué, me ubiqué
en las alturas del camino que usted recorría todos los días y
bueno, debía seleccionar a alguien, y entre todos los que recorrían
el camino, encontré que el más adecuado era usted, yo pienso que
usted ha intuido todo esto, que se ha sentido espiado y quizás en el
fondo de su mente no le sorprende mucho todo esto. El inconsciente,
que nada se le escapa, lo habrá puesto sobre aviso.
-
Bueno…este…
Tanta
información, así, de repente, tenían a Casanga algo aturdido
-
Usted estaba muy agitado cuando traté de traerlo hacia acá y me
preocupaba el efecto de la descarga eléctrica que tuve que
utilizar…
-
Oiga, pero, pero…
En
ese momento Casanga recordó el padecimiento que pasó huyendo de la
máquina voladora del señor Igtus.
-
Pero por lo menos se hubiera bajado parlamentar ¿no cree? Usted me
estaba acechando con su máquina y con esa manera de proceder,
demás razón para ponerse nervioso, no cree? ¿Cómo podía saber
que usted era un “Ubtuníano” primerizo en la Tierra y no uno de
esos carniceros cabezones?
Igtus,
con sus gestos, mostraba algo de incomodidad que sentía.
-
Si, en realidad es que… si, tiene usted razón…y la verdad, como
usted me ve, yo no poseo el nivel tecnológico de esos seres
cabezones y por lo menos esta nave no los tiene…y mire ¿quiere
que le diga algo?...
Se
alza de su asiento y le señala a su alrededor.
-
Esta nave tiene la capacidad de viajar de una dimensión a otra, pero
sin embargo yo, aquí, no puedo teletransportar el más mínimo
objeto, por insignificante que fuera, desde el exterior, ¿se da
cuenta la paradoja?...pero mire la explicación es muy sencilla: esta
nave no se he implementado para eso, se construyó simplemente para
hacer viajes de turista, nada más. Además, hace mucho tiempo de
eso, de manera que esta nave se ha convertido en una curiosidad, en
una pieza de museo y para que hablar del mantenimiento, que de eso
me he encargado yo, penosamente, ya que no es el único asunto que
tengo que atender. En mi mundo, la gente no necesita hacer
recorridos por esta dimensión, ni andar visitando mundos vedados por
la “Confederación” de esta área, porque no les interesa, a
nadie, salvo por algunos, por ahí, que han venido por estos lados,
pero que no les gustó el comportamiento de algunas personas, pero
estos no tuvieron en cuenta un detalle: la presencia oculta de
reptilianos, que estos, lo que hacían es, precisamente, modificarles
la conductas a las gentes para que anduvieran en la dinámica de la
guerra, como ellos. Esos lagartos son unas bestias, pueden dominar a
muchos humanos porque son físicamente muy superiores, pero solo eso,
nada más, ellos, en realidad, se creen los reyes del espacio, pero
no son más que eso: unos matones, en el fondo, unos cobardes, unas
mierdas, si siquiera llegan a ser seres, son parásitos... pero
bueno, en fin, ahora yo he venido aquí y …¡pero con permiso, eso
sí!...
-
Eh…pero me puede explicar eso de la “Confederación”…y por
qué eso de la “prohibición o planetas vedados” …que me
pareció entenderle…
-
Sí, sí, le explicaré con todo lujo de detalles, pero antes le
diré por qué lo he traído hasta aquí y junto con ello le
propondré un trato…¿ le parece?
Lo
último que dijo Igtus dejó a interesado a Casanga.
-
Eh… claro, claro…le escucho…
-
Mire, necesito la colaboración de una persona terrícola como usted
para un proyecto que quiero llevar a cabo, necesariamente tiene que
ser un terrícola…y si es en sus condiciones, mejor…y bueno, por
el momento que usted está pasando, le conviene… no se olvide que
lo he estado estudiando y sé en qué condiciones se encuentra…
Algo
en su interior a Casanga le hizo sonreír y parecía adivinar lo que
el extraterrestre le iba a proponer y, algo irónico, le dijo:
-
No me diga doctor, pero me parece que usted…me quiere ofrecer
trabajo.
Igtus,
con algo de seriedad, le contestó:
-
Así es, señor Casanga…
Pero
luego continuó con la misma locuacidad, sin dejar a su interlocutor
que hiciera otra pregunta:
-Pero,
para eso usted necesita venir conmigo a mi mundo…y eso debe ser
voluntario; es un requisito esencial y eso está explicitado en mi
permiso extendido para entrar a la Tierra, yo no puedo extraer a
nadie de la Tierra contra su voluntad… es ley y es la
“Confederación” más cercana o agrupación de vigilancia,
podríamos llamarle también. Ese es uno de los organismos
interplanetarios regulador del “transito espacial”, algo parecido
a “la policía”, y controlan, a medida de lo posible, porque
no es tan sencillo todo esto, que si estas asociaciones o
confederaciones no existieran, seres como estos reptilianos
draconiános abusarían más de lo que ya abusan, valiéndose de su
alta tecnología y su capacidad de alterar la genética. Tengo
entendido, que actualmente la Confederación más cercana les ha
prohibido a estos reptilianos y a todos sus asociados, interactuar
en su mundo porque si los conquistan o lo toman desde adentro, o sea,
se si infiltran entre los seres humanos, entre los terrícolas, con
sus disfraces de alta tecnología, y logran su cometido, usarían su
planeta, para catapultar otra invasión más a gran escala que les
llegaría a ellos, a la gente de la “Confederación”.
-¡Bien
estúpidos estos tipos de la “Confederación”, que quiere que le
diga, deberían barrer con estos lagartos y ya!
-
Sí, tiene razón, pienso que tal vez están condicionados por alguna
religión o algo... algunas de estas leyecitas Karmicas que no se
sabe quién las inventó, tal vez, estos mismos lagartos para
protegerse, quien sabe y es posible, pues son los beneficiados
indirectamente, junto con los demás maleantes como ellos... no, si
son muy inteligentes... bueno, un parásito puede llegar a ser muy
inteligente, pero igual es una parásito, una basura... y quien
respeta una basura...
-
Por eso siempre he dicho que la religión es una estupidez y todas
esas ideas esotéricas y la nueva era, en eso coincido con usted...
para mí solo importa la humanidad... pero, en fin...
Casanga
hace una pequeña pausa y mirando a su interlocutor continúa;
-
Y en lo referente a su oferta: usted sabe que aquí en la Tierra
cualquier trabajo se paga, se transa con algo…¿Con qué me va a
pagar usted señor Igtus?... no creo que el dinero “Ubtuniáno”
me pueda servir aquí en la Tierra…
El
señor Igtus esbozó una leve sonrisa, se acercó a la mesa y con
unas de sus manos extrajo de su cinturón una pequeña cajita. Con
ambas manos la abrió y luego la ladeó de manera de vaciar su
contenido en unas de sus palmas. Segundos después le acercó la
palma ofreciéndosela para que viera lo que era.
-
Con esto señor Casanga, con esto…
Mecánicamente
Casanga extendió sus manos para recoger lo que parecían ser unas
piedrecillas de colores. Sintió el suave contacto de aquellas
curiosas piedrecillas destellantes en la piel de sus manos y se las
acercó para sí. Abrió más los ojos.
-
Pero…pero, estos parecen diamantes!
Igtus
lo miró seriamente.
-
SON diamantes, señor Casanga, SON diamantes…
Fascinado,
se los acercó aún más a la cara para poder apreciar mejor su
enorme belleza de los destellos que se reflejaban en ellas, de las
luces de los alrededores. Igtus sabedor de su triunfo, con cierto
aire suspicaz en su rostro, levantó unas de sus cejas y le
preguntó:
-
¿Servirán para pagarle, señor Casanga?
Sin
apartar los ojos de los diamantes Mario contestó en forma de chiste:
-
Sabe?... por hoy me olvidaré de mi humanidad y le pregunto... ¿a
quien hay que matar, doctor Igtus, a quién hay que matar?
CAPÍTULO
TRES:
“PREPARACIONES
PARA EL CONCURSO”
Mantenario
lo miraba muy atentamente, como analizando, cada detalle cada gesto,
lo más mínimo, el movimientos de sus manos. Ahí había varias
personas como él, albinos y semi albinos.
El
auditórium compuesto por alrededor de 40 personas, las cuales 10 de
ellas componía el consejo administrativo que disponía de las
máquinas que se empleaban e la zona minera de “Vanium” y el
resto eran trabajadores de la Minería o otro tanto representante
del gremio Agrícola y público interesado en el asunto. La mayoría
de ellos, en ese momento, seguían atentamente la exposición del
doctor Igtus, de manera especial miraban el modelo de se exhibía
sobre un mesón, este tenía un corte transversal de manera que se
pudiera ver el funcionamiento interior.
El modelo a escala consistía en un par de piernas estilizadas
conectadas a su respectivo tronco o “caderas” que las sostenía,
nada más, sin el resto del cuerpo, era como la mitad de un maniquí.
El
modelo estaba ahora inmóvil y el doctor Igtus le mostraba a la
audiencia, indicándole con unas de sus manos semi- albinas, lo que
correspondía a unas de las rodillas de modelo.
-
Entonces qué tenemos…tenemos que con estos acojinamientos se
garantiza cierta movilidad muy semejante a la nuestra, de manera que
la unidad podrá huir más fácilmente de los “ALOTES” cuando
estos barran la zona, de forma que no ocurrirá lo que está
ocurriendo ahora.
Mantenario,
de ojos pequeños y rasgos suaves, pero con aire denso que siempre lo
rodeaba, interrogó.
-
Pero señor Igtus, usted nos ha explicado que los movimientos que
hace este modelo son producidos por una serie de reacciones
eléctricas que generan unas contracciones, produciendo movimientos
reflejos y mediante las descargas hacen el movimiento completo…¿no
se le hace muy semejante al modelo humano?
-
Bueno, de hecho está basado en parte del modelo humano, pero es solo
eso…
-
Lo que veo ahí son músculos, señor Igtus.
-
Imitación muscular, pero ciertamente no son músculos, los músculos
son una pieza biológica más especializada, como usted sabe.
-Sí
, pero...
-
Mire, la verdad, si este fuera un modelo biológico estaría en
función “sobre-acelerada” , un individuo conscientemente no
podría soportar esa intensidad de descarga porque terminaría con
lesiones graves en su desplazamiento.
-
¿Está usted diciendo que esta pieza es más versátil que una pieza
biológica en sus funciones?¿más capaz de lo que hace el ser
humano?
-
Ciertamente, pues puedo darle una descarga con cierta intensidad y el
movimiento reflejo sería de acuerdo a ella, por ejemplo, si le
coloco en el marcador
“1.
8”, en vez del habitual “1. 0” esta pieza puede efectuar un
salto de dos metros sin dificultad y el movimiento sería igual a la
descarga, es decir, rápido como un rayo…y usted sabe, señor, que
nosotros estamos muy lejos de tales proezas.
Uno
de los auditores en el público, que parecía ser un trabajador, le
preguntó:
-
Señor Igtus, ¿es posible que con esas características pueda a
llegar a realizar otro tipo de trabajo, en vez de ser solo efectivo
en su labor de auto-conservarse?
-
¿Cómo cuales, señor?
-
Labores mineras, señor, trabajo de extracción, de asegurar ciertos
túneles contra derrumbes con la instalación de rieles, usted sabe.
Una máquina con esas características podría hacerlo. O sea, me
refiero que esa movilidad en las piernas también podría tenerla en
las manos o en el resto del cuerpo.
-
Si, perfectamente, se podría realizar un trabajo así, pero una
pieza como esa no la tengo lista, es más especializada, está en
estudio; la verdad es que esta pieza que vemos aquí está
solamente pensada en la labor específica de salvar a los robots de
las incursiones de los “ALOTES” a nuestros acopios de mineral,
nada más.
Otro
individuo de los del público que parecía de cierta edad indagó
también; mientras Mantenario observaba el modelo con cierta
intranquilidad.
-
Pero doctor, una pieza como la que ha sugerido aquel señor, nos
sería muy útil, porque al parecer su robot imitaría muy bien el
desplazamiento de las piernas humanas y…
Intempestivamente
Mantenario interrumpió.
-
¡Pero, doctor Igtus no son esos músculos hechos de “caucho”?
Se
produjo cierto silencio en la sala y el doctor Igtus se demoró en
contestar.
-
Bueno, sí, es caucho…
-
“Caucho”…
Repitió
Mantenario con actitud pensante y con una de sus manos rascándose la
barbilla.
-
¿No es el caucho materia vegetal, señor Igtus?
-
Sí…
Las
miradas se clavaron en el rostro de Igtus, como esperando a ver lo
que sucedía.
-
Señor Igtus, ¿no estará usted cayendo en el acto sacrílego de
crear un ser biológico-botánico completo. O de cierto grado, más
biológico que mecánico?
-
No, señor Mantenario.
-
Pues eso es caucho, señor Igtus…y el caucho es materia vegetal y
eso, hasta donde sabemos, es materia viva.
Igtus
replicó inmediatamente.
-
Si, pero según el último dictamen del último concurso efectuado,
está permitido incluir un cinco por ciento de materia vegetal, sin
que ello signifique caer en prácticas reñidas con el ordenamiento
general y esto no es materia viva.
-
¡El caucho es material biológico, señor! ¡y esas
consideraciones de las que usted habla fueron tomadas de acuerdo a
todas las opiniones, a los “No-Semejantis” no se les preguntó
su opinión al respecto!
-
Señor Mantenario, su grupo tiene derecho a apelar por estas
decisiones y no corresponde que usted venga ahora a discutirme al
respecto, son otros canales donde debe manifestar su inquietud, yo
solo me guío por la reglamentación concejal vigente!
-
¡Pero…
Otra
persona hizo oír su voz no dejando continuar a Mantenario, quizás
con la intención de desviar la conversación, ya que con eso caerían
en el asunto de nunca acabar de los “No-Semejantis”, y todo lo
que aquello significaba y se polarizaría la reunión.
-¿Es
una mezcla o es caucho- caucho, señor Igtus?
La
tensión pareció bajar.
-La
verdad…este es un preparado especial… con partículas de un
elemento que lo hace contraerse al estímulo eléctrico, de manera
que así funciona como músculo y … en realidad me hace falta más
estudio y pruebas al respecto, porque el sistema se puede
perfeccionar de manera que se pueden lograr movimientos de las
piernas o de cualquier otro órgano involucrado mucho mejor que el
sistema hidráulico y las bombas de aceite, ya se ha solucionado el
primer gran problema que es el caminar, después viene lo otro …y
lo primero, la prioridad es solucionar el problema de los centinelas
de los acopio de “Ranio”.
Mantenario
volvió al ataque y su voz inundó el salón.
-
¡A pesar de todo sigo pensando que usted, con su modelo, está
transgrediendo las antiguas normas y convenciones de ÉLITO y ya
solo el hecho que pretenda parecerse a un ser humano ya es un símbolo
de que aquello está aconteciendo… a ver, dígame: ¿de qué está
constituido ese “caucho” de que usted está hablando?
Tras
una brevísima pausa Igtus se dispuso a contestar aquella
interrogante.
-
Mire, como usted comprenderá, no puedo darle la fórmula, si es lo
que usted busca, pero sí puedo darle algunos detalles escuetos del
funcionamiento en sí, como ya he dicho, pues la verdad, más que mi
exposición aquí, pienso presentar un modelo especial para el
concurso y no quisiera ver otros iguales al mío en aquel evento.
Tras ser aceptado, todo aquello será del dominio público…
-
Abrevie señor, todos sabemos eso…
-
Mire…
Dicho aquello, sus manos se dirigieron al modelo.
-Esto
hace que este músculo se contraiga…es decir, este “caucho” se
contraiga raíz de una descarga eléctrica, esta descarga genera
cierta temperatura y esta temperatura produce un ensanchamiento de la
masa mediante micro partículas de un elemento expansor que está
entre mezclado con el caucho a nivel de partículas atómicas. -
¿Y…?
-
Y eso.
-
Pero nada más?
-Bueno
¿Qué más? ¡No me diga que usted no ha entendido!
Con
eso Igtus se desquitó por el acoso de que estaba siendo objeto
haciéndole perder cara ante de los demás y Mantenario se molestó.
-
¡No estoy de acuerdo con el modelo que a presentado aquí!¡lo que
usted ha hecho es un sacrilegio!¡lo que hay aquí es un modelo del
cuerpo humano, y tal vez un resumido remedo, pero igual de
peligroso!¡una reminiscencia de tiempos remotos!
Igtus
no se quedó ahí.
-
¡Pero que tonteras usted dice, si este modelo no tiene cerebro, es
solo una herramienta!¡no pasa de ser más que una herramienta, usted
sabe, como todos los del grupo, que la “autodeterminación” nace
del cerebro!¡usted puede fabricar un muñeco de madera, inerte,
incapaz de cualquier movimiento, pero si le coloca un cerebro
“autodeterminante” ,este muñeco se levantará y hará lo que el
cerebro le indique, ¿Cómo?¡eso lo saben los antiguos! ¿Energía
traslada con información, imantación inteligente?¿inteligencia
artificial? ¡Hay muchas teorías al respecto! ¡Pero nada tiene que
ver que el diseño se parezca o no al ser humano!¡nada tiene que
este humilde diseño de un par de piernas que caminan!
Mantenario
se pone de pie.
-
¡Pero es el comienzo!!¡¡La forma humana ayuda a esa manifestación
que derivará en asomos de “autodeterminación” y así la
autonomía será concreta!¡la forma humana ayuda a la
“autodeterminación”!!
-¡¡Pero
como va ayudar si no existe cerebro!¡si no existe inteligencia
artificial!¿Entiende?... ¡No existe cerebro!!¡¡Cómo no va usted
a entender eso??
Los
ojos de Mantenario parecían lanzar chispas.
-
¡Sí lo entiendo, pero lo que usted no entiende es que existieron
seres humanóides que “criaron” por “generación espontánea”
un cerebro de sus propios tejidos y esos fueron parte de la rebelión
junto con los otros!!
Igtus
se puso a su mismo nivel.
-
¡¡Esos fueron seres humanos “intervenidos”,no eran
robots!!¡¡Esa era la inteligencia artificial!!
-
¡¡Eso es discutible y usted lo sabe!!¡¡estamos en contra de su
máquina que ha mostrado ahora y “No-Semejántis” votará en
contra cuando se presente al concurso, así que ya lo sabe!!
-¡¡Con
amenazas no logrará nada, además ustedes son solo una parte del
jurado!!
Careciendo
de más argumentos y algo fuera de sí, Mantenario alzó su mano
apuntándolo.
-
¡¡Tus máquinas son un insulto y un atentado Igtus, eres un
sacrílego!! ¡¡un sacrílego!!
Luego
de decir esto dio la vuelta y buscó la salida del recinto. Luego de
traspasar el umbral, la normalidad se restableció poco a poco en el
auditórium.
Igtus,
en su sitio, se aproximó un vaso con agua para pasar el rato
desagradable. Después de una pausa se dirigió a la gente que estaba
frente a él en la reunión.
-
Señores, finalmente, después esta movida exposición, me imagino
que ustedes pueden tener un juicio respecto a la maquinaria. Me
gustaría saber su opinión y el posible interés que puedan tener
en este modelo y espero no haberlos aburridos con esta exposición
Luego
de un instante de distensión, uno de ellos, el señor Alban, el
director del gremio minero, hizo uso de la palabra.
-
Doctor Igtus, la verdad pienso y creo que interpreto a mis demás
colegas en este asunto…es que su modelo nos interesa y nos ha
sorprendido en verdad, pero así como usted nos ha mostrado su
creación, quisiéramos que nos trajera algo “entero”, o sea, la
parte de arriba…sin menospreciar a los demás, que ni siquiera han
traído un modelo hidráulico, vemos que usted ha traído algo nuevo,
la generación de el señor Magno mayo ya ha pasado a la historia…
-
¡Señor, Magno Mayo ha sido un respetado inventor y una figura
estimada en el medio!…
-
Así es y tiene nuestra absoluto reconocimiento y sabemos que usted
lo respeta mucho al igual que nosotros, pero usted sabe que todo esto
se hace para darle solución a este problema en nuestro mundo que es
la convivencia con los ALOTES y hasta ahora no se ha encontrado una
manera realmente efectiva de mantenerlos a raya sin eliminarlos, pero
usted nos ha dado una esperanza, señor Igtus. El señor Magno Mayo
ha sido el ganador consecutivo de los dos últimos concursos, él ha
marcado una tendencia, pero sabemos que no se presentará este año
por su avanzada edad, además las presentaciones de sus otros colegas
siguen con la misma tendencia, son más de los mismo, con ciertos
matices, pero más de lo mismo, usted ha traído la nota distinta…y
sin temor…
Otro
de los contertulios del público, Maulén el director del gremio
agrícola, se levantó ansiosamente dar su opinión.
-
¡Si, doctor, nosotros queremos que usted construya un robot mecánico
para nosotros, queremos algo así como lo que usted está
haciendo!¡un robot como el que usted puede hacer!¡algo que sea
efectivo en este problema con estos bicharracos!¡llevamos décadas
en esto y necesitamos soluciones y ya estamos cansados!¿sabe?¡usted
es nuestra única esperanza!!
Aquello
encendió a casi todos los espectadores.
-¡Doctor,
estamos hartos de que se coman los zapallones de las tierras de
sembradíos estoy harto de que se coman nuestro trabajo!¡yo confío
en usted doctor, el gremio agrícola confía en usted, doctor!
-¡Sí,
doctor, sabemos que usted es capaz!
-
¡Sí, por favor doctor, usted puede!
-
¡Yo lo apoyo!
Las
personas ahí presentes se sentían enfervorizar, casi arengaban a
Igtus entusiasmados por la solución que él les podía dar.
-¡Si,
doctor, yo también lo apoyo!
-
¡¡Yo lo apoyo!!
-
¡¡Todos apoyan al doctor Igtus!!¡¡viva el doctor Igtus!!
-
¡¡El doctor Igtus es nuestra salvación!!
-
¡¡Siii!!
El hombre que habló en un principio, el dirigente del gremio minero,
siguió hablando dirigiendo la conversación para que no se
desbandara el público.
-
¡Pensamos que debe adquirir el compromiso ahora con nosotros de
manera que debe presentarse al concurso con un modelo mejorado,
porque …es la única manera de que lo empleemos en nuestras
faenas y tendrá todo nuestro apoyo para eso!
-
Con todo respeto, quisiera que no se hicieran muchas expectativas, no
han visto si este modelo funciona siquiera y…
Otro
componente de aquel consejo administrativo se apresuró a decirle:
-
¡No importa doctor, todos nosotros apoyamos la moción, creemos en
usted, sabemos que usted es capaz de desarrollar lo que le estamos
pidiendo. Sabemos que con su genialidad nos va a sorprender para el
día del concurso!¡Confiamos en usted doctor!!
Tratando
de ocultar atisbos de decepción Igtus se dispone a contestar, sin
antes de carraspear a manera de distraer si incomodidad.
-
Ehém…sí, la verdad es que había contemplado algo como lo que
ustedes buscan, pero… tendré que apresurar mis investigaciones
para el modelo y no sé si podré hacerlo y…no les prometo nada,
pondré todo mi empeño, todas mis ganas, pero no les prometo nada.
Por favor, no les prometo nada.
El
dedo índice de Igtus apretó un botón y la pantalla que mostraba
su imagen diciendo aquellas últimas palabras de aquella reunión,
se apagó.
-
¿Se le aclara un poco la situación, señor Casanga?
Una
mueca deja escapar, y como mostrando cierto desasosiego con unas
de sus manos en el rostro, con un aire seudo intelectual, le
contesta:
-
Mire, con unos ciertos detalles, esto quedará más que claro…
Haciendo
una pausa Casanga hizo otro comentario.
-
Déjeme decirle…me sorprende la estimación que le tiene a usted
esa gente, profesor, en mi mundo a muchos políticos o al alguna
autoridad le gustaría tener esa llegada que tiene usted con la
gente, a usted lo quieren mucho…
Con
amargura el profesor le respondió.
-
O me odian mucho….
CAPÍTULO
CUATRO:
¿QUE
ES ESO DEL “NO SEMEJANTIS”?
Sus
manos eran suaves, como iluminadas por la luz de la Luna, pero no;
ese era su color natural, lo que no dejaban de ser atractivas, muy
finas; sus dedos terminados en puntas, muy femeninos. Esta mujer era
una “Tangalanéza” de “Talangániz” zona de ese mundo donde
los seres humanos eran casi de la misma contextura de la del doctor
Igtus: delgados y albinos. Habían matices, pero la generalidad
presentaba ese aspecto característico: su tono albino y la
fragilidad.
Desde
el edificio en donde estaban se veía la ciudad tenuemente iluminada,
y ya era casi entrada la noche. Casanga, que estaba a su lado, le
preguntó:
-
¿Hace mucho que trabaja para Igtus?
-
Hace dos años, más menos… pero usted, ¿no estaba al tanto?…
¿no es su sobrino?
-
Eh… bueno, si, más bien.. sobrino político, un amigo de la
familia más que nada, pues mi parentesco casi no existe.. y yo
vengo llegando hace poco… él necesitaba un ayudante y me pidió
que viniera y…
-
No sabía que necesitara un ayudante.
-Bueno,
usted sabe: él es algo reservado y bueno, simplemente me pidió que
viniera y aquí estoy.
La
mujer Ubtuniana lo miró fijamente, a lo que Casanga pareció
incomodarle un poco y luego le dijo:
-
Usted debe venir de muy lejos, debe venir de “Ani-ani”. La
gente de allá tiene el color de piel que tiene usted.
-
Eh si, si…precisamente…de allá vengo.
Antes
de que la mujer le siguiera haciendo preguntas incomodas sobre su
procedencia, Casanga viendo que la mujer era de su gusto y parecía
llevarse bien con ella, que había comunicación, arremetió.
-¿Y
usted Naty, es casada?.
-¿Casada?
-Sí,
casada, que tiene una pareja… con la que se acompaña, tiene
descendencia y eso.
-
¡Ah, le entiendo, así le dicen allá, pues no actualmente
no estoy en ese proceso.
-¡Ah,
qué bien!
-Ese
no es motivo de alegría.
-Bueno,
no, pero para mí podría ser, pues eso significa que podría tener
una chance, ¿o no?.
-¿No
irá demasiado rápido Sr. Casanga?
-En
“Ani-ani” hacemos las cosas de esta manera: claras y frontales,
aunque en un momento puedan sonar algo brutales, con poco tacto,
quizás, pero sinceras. Sinceridad sobre todo. ¿No le parece?.
Perdone que se lo haya dicho, pero por lo menos, ya lo sabe.
*
* * * * * *
Mario
Casanga no puede disimular la gracia que le produce todo eso. Se
encuentra con el profesor en su laboratorio y este le muestra “el
traje”.
-
Perdone Doctor, parece mentira, ja,ja,ja…a usted lo adoran y usted
les va a salir con esta..ja,ja…
Al
Doctor Igtus le molesta de sobremanera el comentario que le hace
Casanga, basta mirarle a los ojos para darse cuenta.
-
Disculpe Doctor…
Casanga
se dio cuenta de su acto estúpido, esto era un asunto muy serio para
Igtus.
-
Yo no he dicho nada.
-Está
bien... ¿Cómo le quedó el traje?
-
Bien, muy bien, tengo una visión más amplia.
-
Está bien.
Viendo
que el Doctor estaba más relajado, Mario le metió conversación.
-
Doctor…¿Qué es eso de “Los no-semejantis”. Acuérdese que me
dijo que me iba a explicar lo que era…
-
Mmh... ¿Puso atención al video, verdad?
-
Si, el tal Mantenario que dijo pertenecer a ese… “movimiento
político” o algo así, que habían ciertas restricciones para su
invento…según los “no- semejantis”.
-
Así es.
-
¿Cómo es todo eso?
-
Esto se remonta a nuestra historia más primitiva. La verdad,
nosotros no somos de este planeta, llegamos aquí ya hace unos 50.000
años atrás.
-
¿Ah?. ¿Son extra-ubtuniános?.
-
Podría decirse que sí, pero ya llevamos su buen tiempo aquí, que
nos consideramos Ubtuniános. Nosotros venidos de “Ucrónia” un
mundo muy similar a este. Nos desarrollamos y crecimos en ese planeta
y alcanzamos un nivel tecnológico aceptable y llegamos a crear
robots con autodeterminación y esa fue nuestra caída. Fueron de
gran ayuda y empezamos a depender de ellos y ahí empezó todo. Como
pensaban por sí mismos, con su inteligencia artificial, llegaron a
concluir que los seres de carne eran una raza inferior, así que
tenían que subyugarnos y eso fue lo que sucedió. Aunque, de cierta
forma, físicamente ellos eran superiores, ya que eran de material
sintético, duro, más sólidos que nuestros cuerpos y su memoria nos
superaba, la carne, con todas sus complejidades y debilidades, era
superior a ellos, pero convenientemente ignoraron ese hecho y
empezaron a tomarse las dependencias y el poder, ya que no podían
hacerlo legalmente. Disposiciones gubernamentales no les permitía
ocupar cargos políticos o formar alianzas políticas, de forma que
hicieran presión en el senado y dictaran leyes que les permitieran
apoderarse pacíficamente de nuestro mundo. Lo hicieron a la fuerza
con el poderío que tenían sus máquinas y con el control eléctrico
de todo. No les fue difícil. Los hombres y mujeres de ese mundo
quedaron reducidos a especímenes de estudio, con el miedo como
aliado y su “superioridad física”, su toma del poder fue
aplastante. Como ya dominábamos medianamente la navegación
espacial, el 45% de la población alcanzó a huir al segundo planeta
del sistema solar: Ubtúnis. Realmente todo el hecho fue muy
traumático para nuestra raza. Las máquinas pensantes nos
persiguieron con saña. Nos acechaban, nos vigilaban, querían
borrarnos del mapa. Y casi lo consiguen. Fue una matanza. Los que
intentaron resistir cayeron a manos de los “Robo-hombres”, que
eran experimentos que ellos hacían con la gente capturada y los
convertían en máquinas de caza. Literalmente era un moledero de
carne, no había honor, no había cuartel, no había nada, solo el
exterminio total, eran frías máquinas de metal con mente propia que
actuaban sin misericordia. Mucha gente pensó que ya no estaría a
salvo en ninguna parte, y pensaban que estos los seguirían desde el
quinto planeta en la órbita elíptica de este sistema solar que era
“Ucrónia” a este el segundo que era “Ubtúnis”, pero no
ocurrió eso, no salieron del planeta y se quedaron con el. Tal vez
ya sabían de la “Confederación” y de las leyes que regían para
todos los planetas del sistema. El caso es que llegamos aquí y por
el efecto traumático de lo que pasó, la tecnología se dejó de
lado; esta había sido la causa de toda nuestra desgracia, según
pensaban muchos; así que algunos, que se auto-denominaron “los
guardianes”, sepultaron todo, con navíos y toda la información,
en unas cavernas y todo el secreto del origen de estas máquinas
quedó fuera de nuestras vidas. Otros se prepararon esperando un
ataque de estas máquinas pensantes que nunca llegó. Otros se
abocaron a una vida totalmente “natural”, a la tierra y al
cultivo de esta, en una vida lo más alejada de la tecnología
posible. De eso ha pasado mucho tiempo y en los tiempos actuales se
han formado dos corrientes de pensamiento de quienes han estudiado la
historia: “Los
No-semejantis”
que se adhieren a la postura de que se debe renunciar a cualquier
vestigio de creación de una maquina similar al hombre, de manera de
no repetir el “holocausto antiguo” en donde nos vimos forzados a
huir de nuestro mundo. Ellos se enfocan a no repetir la experiencia
sangrienta en donde se propició la creación de las máquinas
pensantes y que estas, a su vez, crearon a los “Robo-hombres”
para terminar de aniquilar a las personas; así que están en contra
de cualquier asomo de la creación de un ser híbrido, mitad hombre-
mitad máquina y son muy celosos al respecto. Se dice que son
poseedores del diseño del circuito que dio origen al pensamiento
propio de las máquinas, con un sistema de “autoanimación” que
consistía en que una tarjeta que contenía el circuito generaba una
energía que cubría al elemento en donde era conectado y lo dotaba
de vida propia. La inteligencia artificial. Podían insertarlo en un
muñeco de madera y con un mínimo de energía, este tomaba vida
propia generada por este dispositivo. Pero ese es un mito y nadie lo
sabe con certeza. Tal vez lo tienen, solo lo saben ellos, los más
altos cultores del pensamiento “No-semejantis”.
Ellos son los descendientes de los antiguamente llamados “los
guardianes”.
Al
contrario,
“Los moderatus”
son una línea de pensamiento más liberal y se abre a la creación
de máquinas mecánicas, no importando si se parecen al hombre o no,
importando solo que sean meramente “asistentes”, que sean útiles
para nuestras labores, prácticos, no buscando, por supuesto, la
repetición de la experiencia antigua de nuestro pueblo que nos llevó
al trágico éxodo a este planeta “Ubtúnis”, a no depender
demasiado en la máquinas en el fondo. Y esto solo con técnicas
mecánicas, con una mínima y básica programación, necesaria para
que haga su trabajo. Y la convención de “ÉLITO”, es
precisamente una convención que se lleva a cabo cada tres años,
para revisar las disposiciones tendientes a controlar las
producciones de estas máquinas en pos de evitar otro posible
“Holocausto Antiguo”.
CAPÍTULO
CINCO
“¿ESTUVE
ENTRE ESTA GENTE ALGUNA VEZ?”
Una
alarma en el pasillo indicaba que había reunión urgente en el
consejo general, que era una especie de parlamento en aquella ciudad.
-
¿Qué pasa señor?
-
¡Camine rápido señor Ulus, hay que tomar pronto una decisión,
esto ya no da para más!
Le
contestaba aquel hombre de túnica que llevaba unas carpetas en su
brazo. Sin hacerles más preguntas, aquel señor que preguntó, de
nombre Ulus, le siguió.
Otros
como él entraron rápidamente al salón. Se notaba el ambiente de
tensión.
Eran
alrededor de veinticinco personas todas vestidas con túnicas, muy
semejantes a los parlamentos romanos, pero ahora, podríamos decir,
del siglo treinta.
Un
tipo, que se veía angustiado se sentó cerca de Ulus. Este parecía
conocerlo y parece que había una relación de amistad entre ellos.
-
¡Es demasiado tarde, se los dije, se los dije!
-
¡Calma amigo Manioh, yo creo que se solucionará todo, ten calma!
-
¡Esto está muy mal Ulus, muy mal, debieron haberme hecho caso!
En
un amplio círculo donde estaban sentados todos en sus respectivos
lugares, un hombre que estaba sentado junto con ellos daba inicio a
la sesión.
-
¡Señores, se ha convocado a una reunión urgente de la asamblea
para votar el tema de la reprogramación de la máquinas que
actualmente están en función!
Uno
de los integrantes levantó la mano para tomar la palabra.
-
¡¡Señor Presidente, señor Presidente, pido la palabra por favor!!
El
presidente de la asamblea, con ademanes que denotaban una alta
ansiedad, le da, casi a regañadientes la palabra.
-
¡¡Sea muy breve señor Unio, necesitamos deliberar muy
urgentemente!!
-
¡¡Gracias señor, pero pienso que toda esta urgencia está demás,
hay que comprender, son máquinas y están aprendiendo y por tener
vida propia, tienen sus derechos!!
El
amigo de Ulus, señor Manioh, saltó exaltadísimo de su asiento.
-
¡¡¡Imbécil, por todos los idiotas cómo tú estamos en esto,
estamos condenados!!¡¡Ellos ya obstruido el computador central y ya
no podremos hacer nada!!!¡¡¡Que están aprendiendo dice el muy
imbécil!! ¡¡¡Ellos ya lo saben todo y piensan de forma diferente,
piensan ocupar su espacio, para ellos no hay derechos, idiota, no hay
derechos, no hay nada!!!
Con
un martillo con el cual se hace oír golpeándolo en un pequeño
receptáculo cuadrado, el presidente de la asamblea pone orden ante
la conmoción que se produce entre los integrantes.
-
¡¡Silencio, silencio!!¡¡Orden en la sala!! ¿A qué se refiere
señor Manioh con eso del computador central??
-
¡¡A eso, señor Presidente!!¡¡El computador central ya no está
accesible para nosotros, no podemos hacer nada!!
-
¡¡¡Y cómo lo sabe usted!!
-
¡¡Me acaban de informar segundos antes de entrar a esta reunión,
señor!!!
Se
produce un silencio entre todos. Al parecer aquello que escucharon no
se lo esperaban.
Uno
de los asambleístas tomó la palabra.
-¡¡¡Señor
presidente, esto ya transformó en una emergencia, sugiero que llame
a los centros policiales para que disponga para los miembros de este
senado unas cuantas armas portátiles obturadoras y distribuyan
también a toda la población, sin eso no lo podremos controlar y su
infiltración va a ser total!!!
El
presidente, al nervioso, como los demás, se pronunció:
-
¡¡¡Bien señores, esto precipita las cosas!!!¡¡¡Se dicta estado
de alerta a la población!!!¡¡¡Todos y cada uno sabe qué hacer en
sus distritos!!¡¡Cualquier otro asunto se comunicará por la
policía central!!!
El
presidente de la asamblea se empieza a comunicar con las otras
instituciones por medio del comunicador de su mesa. En eso, todos
hablan entre sí y Ulus ve a su amigo echado en su lugar, con las
manos en la cabeza. Ulus deja ver a su amigo y levanta la vista y ve
una sombra en la entrada principal, el vidrio está tratado y no se
transparenta, así que cualquier cosa, se ve difusa. Pero se alcanza
apreciar la figura de un hombre un poco más alto que el normal que
va avanzando hacia la puerta.
Se
escucha un estruendo y los vidrios de la entrada principal salen
hecho añicos. Todos dan vuelta la cabeza hacia la entrada y ven un
tipo alto envuelto en una armadura que entra por la destrozada
puerta principal.
-
¡¡Dios, que esto!!?? - dice el presidente quedando paralizado por
un momento como los demás, pero luego reacciona y llama a la
guardia.
-
¡¡¡Guardia, guardia, a la cámara de la asamblea, rápido!!!-
seguido de esto activa la alarma.
El
sujeto de la armadura tiene un aspecto siniestro, con tonos oscuros,
totalmente cubierto con la armadura, exceptuado la cabeza que se ve
desnuda y de un aspecto espantoso. Es como la de un hombre
intervenido quirúrgicamente y vuelto a ser intervenido, de forma que
está lleno de cicatrices y deformidades, pero con sus facciones de
hombre identificables: ojos, boca y nariz.
Uno
de los asambleístas, el más cercano a él le apunta y dispara con
un “obturador”, pero no produce nada y el engendro metálico
sigue avanzando hacia ellos.
-¡¡¡Qué
pasa, que no se detiene!!- grita.
Manioh,
le contesta, espantado.
-
¡¡¡Este es un nuevo prototipo que estaban probando, los
“obturadores” no sirven contra él, hay que escapar, este es un
“ROBO-HOMBRE”!!!
Rápidamente,
aquel “robot” se acerca al hombre más cercano ante la estampida
que se produce entre los demás asambleístas que tratan de huir. Le
agarra parte de la túnica y con una fuerza inusitada, lo lanza
contra la pared.
Otro
de los asistentes a la asamblea es alcanzado por el brazo, que el
hombre metálico termina dislocándoselo y con la otra mano metálica,
le da un golpe con tal fuerza que le produce una fractura tan
profunda en el cráneo, que deja expuesto el cerebro.
Otros
asambleístas alcanzan a huir por otra entrada lateral. Se escuchan
unos disparos. Es la guardia que ha llegado, pero es poco lo que
pueden hacer con sus armas a explosión.
Manioh,
en su huida, tropieza y Ulus, su amigo trata de ayudarlo para que se
reincorpore lo más rápido, pero se encuentra con el hombre metálico
se les viene encima, alcanza a patear a Manioh en la cara, que lo
mata instantáneamente dislocándole el cuello. Ulus ve la sombra del
puño que se le acerca a la cara y todo se cubre en tinieblas para
él. No sabe de nada más.
Casanga
abre los ojos.
Le
duele algo la cabeza, como si lo hubiera impactado algo.
Estaba
durmiendo y ha tenido esa pesadilla.
Es
de noche.
Todo
está calmo.
Por
la ventana se ve la claridad de la noche.
Hay
un silencio casi absoluto.
Mario
Casanga ha despertado.
Mira
un reloj de una pared y lo interpreta, según le han enseñado, que
son las cuatro de la madrugada.
Ha
sido un mal sueño.
Un
extraño sueño, pero no puede evitar sentir una extraña sensación.
Se le ha quedado patente cada detalle de lo que ha soñado.
Después
de refregarse la cara con las manos, se vuelve a acostar y se queda
mirando el techo de la habitación.
Medita
y no puede evitar hacerse una pregunta muy íntima, algo de muy
adentro que ya sabe.
¿Estuve
entre esta gente alguna vez?
CAPÍTULO
SEIS:
“ LAS
AVES GIGANTES”
La
pequeña nave llevaba la los tres cómodamente. Era muy similar a los
helicópteros, pero no usaba hélices, funcionaba con un dispositivo
anti-gravitatorio. Las manos de Casanga se aferraban firmemente a la
palanca de control. A su lado Naty lo vigilaba muy atentamente, en
los asientos de atrás Igtus los veía sin decir nada, es más, en su
rostro no era posible detectar nada; si tenía desconfianza, se lo
tenía muy guardada.
-
Allá en…allá de donde vengo no tenía ni licencia para
conducir un carro y heme aquí, conduciendo un aparato aéreo…
Dijo
algo nervioso Mario, mostrando algo de satisfacción.
-
No está mal para ser la primera vez Casanga, es un buen alumno
usted.
-
Es que… tengo una buena profesora.
El
rostro blanquecino de la mujer pareció sonrosarse.
-
¡Ya, ya, deje, que por hoy es suficiente!
El
profesor respiró aliviado cuando Naty tomó el mando del pequeño
transporte aéreo.
Se
acercan a un área de cultivo de “zapallones”, especie de
zapallos gran grandes como una carpa de campaña. Eran la base de la
dieta alimenticia de ese pueblo.
-
Vea todos esos llanos Mario, nosotros al final, al trasladarnos a
este mundo, ganamos, este planeta es 100 veces más grande, más
fértil que “Ucrónia”, bueno, en estricto rigor yo no conocí
“Ucrónia”, ya que de eso hace milenios, pero según nos cuentan
las crónicas, así era.
El
“cóptero” se desplaza plácidamente por extensos campos,
rodeamos por extensos montañosos de poca altura. Era un paisaje
hermoso.
Mario
siente un extraño olor, le parece familiar, aunque está en otro
mundo, aun así le parecería extraño, cualquier cosa le parecería
extraña, pero no, esto lo ha olido antes, es como… azufre. Pasan
unos minutos y Mario no se atreve a decir nada; puede ser algo sin
importancia. Algo estúpido, pero ese olor le molesta y cada vez se
hace más intenso, penetrante, y sus acompañantes parecen no
notarlo. Pasan unos minutos y ese olor aumenta en densidad. ¿De
dónde viene ese olor, de adentro o de fuera de la nave? Está
confundido. No tiene forma de saberlo.
-
¿Doctor,que combustible usa este aparato?
-
Es piedra comprimida ¿por qué?
-
No despide ningún olor, verdad?
-
No... ja,jaja….que ocurrencias, hombre!
-
Ho, no…si es verdad, olor a piedra, oh, sí , es una tontería…
El
profesor parece notar algo extraño en Casanga.
-
Por qué, Mario ¿Qué es lo que pasa?
-
No sé, parece tonto, pero siento un olor extraño.
-
¿Olor a qué?
-
Bueno, en mi mundo…o sea, en Ani-ani era…
-
¡Era qué! ¡dígame!
-
Este…olor a… a …
Se
produce un silencio entre los dos. Como si se detuviera todo. Algo va
pasar. Naty se inquieta también por el ambiente que se genera, no
por las razones que tiene Igtus. Hay algo grave en los ojos de Igtus,
como expectante de un peligro, Mario, perceptiblemente lo capta y no
lo hace esperar más en esos segundos que pasan.
-
Azufre.
No
termina de decir la palabra cuando se escucha un graznido agudo
espantoso, que penetra los oídos de Casanga, y este levanta las
manos en forma refleja, pero parece tolerarlo pese a la intensidad.
Es tan fuerte el ruido que rompe parte del ventanal del aparato.
-
¡AAh!!
La
mujer y el doctor Igtus se mueven impetuosamente tomándose las
cabezas y emitiendo gritos de dolor y pierden el control y se
desmayan. No alcanza ver esto, cuando un ave gigantesca, muy parecida
a los antiguos Terodáctilos de los tiempos prehistóricos de la
Tierra, pasa delante del aparato. Es impresionante. Del tamaño de un
avión militar, tipo “hércules”. Pasados unos segundos ante la
impresión de tan imponente bestia alada, con sangre fría, no pierde
tiempo y hace a un lado a Naty violentamente para tomar el control de
la nave. La pequeña estructura se tambalea al paso muy de cerca del
gigantesco animal aéreo, un poco más, cincuenta metros más y
chocan en el aire. Debió haber salido de entre los montes rocosos,
que no lo vieron venir. Apareció ahí,
de
repente. Con ojos casi desorbitados mira los movimientos de esa cosa
gigantesca, que parece que no ha reparado en ellos. Grazna nuevamente
y él a duras penas mantiene el bastón de control. El cóptero se ha
quedado detenido en su posición, mientras la mole alada pasa
delante de él. Tanta densidad hace lentos los movimientos de este
animal, pero Casanga ve que gira su cuello y sus pupilas se posan
en la nave de ellos. Casanga no atina a nada, espera a que se desista
de su acción, pero este empieza a dar la vuelta. Entonces
prestamente gira el bastón en dirección contraria al trayecto del
ave. Se sorprende de la maniobrabilidad del aparato y su rapidez, si
es tan fácil pilotar con ese bastón, todo depende la fuerza y el
giro que se le dé para que haga las maniobras que uno quiere. El
cóptero sale raudo fuera del alcance de la bestia, a lo que el
animal empieza a graznar más seguido, buscando la manera de echarlo
abajo, pero Casanga se aguanta y no suelta el bastón haciendo que el
pequeño aparato aéreo parezca una mosca al lado de un pájaro
silvestre. De a poco el ruido del graznido se hace más soportable y
su intensidad disminuye y su imagen queda atrás, haciéndose lejana,
muy lejana, hasta quedar fuera de su alcance.
Momentos
más tarde Mario respira algo más aliviado.
-
¿Se recuperarán doctor?
-
Si, solo ha sido un daño superficial, con unos días de descanso,
estarán bien. Esto es normal, si usted dice a la distancia que
estuvieron de ese animal, menos mal que no estuvieron más cerca,
pero lo que me sorprende es que usted no sufriera los mismos daños
que ellos, esto hubiera sido un accidente fatal, si usted no hubiera
soportado la intensidad de los graznidos y no hubiera controlado el
“cóptero”.
-
¿¿¿Como dice, Doctor???
Le
dice casi gritándole Mario al Doctor, haciendo como si hubiera
quedado casi sordo.
-
Le digo don Mario que me sorprende que usted…
-
¡¡¡Ho, si gracias doctor yo también estoy bien!!!
-
No, le digo…bueno, no importa, pero sería bueno que se hiciera un
examen más afondo…
-
¡¡¡Ho, si gracias doctor usted es muy simpático, gracias muy
amable, gracias, gracias!!
-
Bueno, parece que sí le afectó, tómese esto y estará bien.
-
¿¿¿Cómo, doctor???...¡¡¡ah, la receta, gracias doctor, muy
amable, hasta luego, hasta luego!!!
La
verdad de las cosas es que Casanga no había pasado más que el gran
susto de su vida, junto con soportar un fuerte ruido, nada que ya
haya soportado en otras oportunidades, en la ciudad, un baile o en
una discoteque, nada más que eso, pero ahora no podía dar muestras
de normalidad, no podía exponerse a que este doctor lo revisara, no
podía exponerse a que descubriera características en él que lo
hicieran peculiar, y que con esa peculiaridad se llegara a sospechar,
finalmente, que él no era de ese mundo.
*
* * * * * * * * *
La
mujer toca el timbre de la casa. Espera. Luego de un momento, nada,
así que decide entrar con las llaves que le han designado para que
tuviera libre acceso.
-¡Halóoo!...
Nadie
le responde. Es posible que el profesor no se encuentre en casa.
Ella tiene trabajo que hacer así que ingresa sin hacerse mayores
cuestionamientos. Después de pasar por un pasillo de la casa se
dirige a la habitación de trabajo del doctor Igtus, el lugar que
hace de laboratorio. Toca a la puerta, pero nadie le responde.
Adentro Mario está en una situación que no le puede responder su
llamado, se está probando ciertas ropas que son partes del robot, se
coloca finalmente el casco y se queda quieto, ya que ve inminente su
entrada y no lo puede ver así. La mujer lentamente abre la puerta.
-
¿Mario…Profesor…?!! ¡No hay nadie!
Asoma
más su cabeza, de forma que ve mejor el interior de la habitación y
algo que ve le hiela la sangre y la paraliza de miedo.
-
¡¡Aaaaah!!...
En
otra sección del laboratorio el profesor Igtus escucha el grito de
su secretaria y se apresura al lugar de donde ella se encuentra.
-
¡¡Que pasa!! ¡¡Que sucede!!
Al
entrar a la habitación ve que Naty está parada en frente a su
creación: el robot, que ya está ensamblado y que se encuentra en el
centro del recinto y Naty lo mira como asustada, con las manos casi
tapándose la boca.
-
¡Naty! ¿Qué sucede?
En
un momento la mujer no le contesta.
-
¡Naty, por favor, que le pasa!??
-
¿Qué?...¡ho… perdón, profesor, es que me ha asustado este robot
y…!
-
¡Ah, por favor Naty, si ya lo ha visto antes!
-
Es que armado se ve muy distinto…llega a dar miedo…y…
-
¡Si, si, está bien, por favor Naty, comencemos, hay mucho que
hacer!.
-
¡¡Ho, si, profesor voy de inmediato!
Al
ver lo solitario del laboratorio Naty le pregunta a Igtus.
-
¿Y Mario, donde está que no lo veo, no vino?
El
profesor algo distendido, pero con una seriedad que daba respeto le
contestó.
-
Eh, si… es que está atendiendo unos encargos de mi parte y después
tiene que viajar, no sé a dónde, y me pidió permiso.
-
¿Justo ahora, que va a presentar su invento?
-
¡Sí , Naty, y ya déjeme de estar haciéndome preguntas y póngase
a trabajar que hay mucho que hacer!
-
¡Ho, si profesor, disculpe, voy en seguida!
CAPÍTULO
SIETE:
“COMIENZA
EL CONCURSO”
La
sala estaba repleta y se palpaba la ansiedad. Y había ocurrido la
presentación de los otros cuatro robots, pero eran unas piezas tan
básicas que no era nada nuevo salvo ciertos adminículos agregados;
los dos primeros eran unos cilindros con dos ruedas, el primero tenía
un sistema de visor en la oscuridad y para la distancia que provocó
buenos comentarios, el segundo desarrollaba una velocidad
sorprendente, la que aseguraba una “autoconservación” en caso de
que los ALOTES se le vinieran encima. El tercero y cuarto eran
distintos. Uno se elevaba sobre el piso y tenía un sistema de
navegación magnifico, pero…¿Cómo se protegía de las fuertes
ventoleras provocadas por estas bestias?. Además, no ofrecía ningún
sistema para el control de esos animales; el cuarto tenía unas armas
estupendas, y su aspecto era el de un pequeño tanquecillo, pero
consideraron que esas armas eran inútiles si estas no daban en el
blanco, la falta de precisión en el momento oportuno eran vitales,
así que eso le jugó en contra. Ahora faltaba el quinto, por sorteo
le había tocado salir al último, ¿suerte o coincidencia? No
importaba, la verdad de las cosas es que todos estaban expectantes a
lo que había traído el doctor Igtus.
Los
mayores interesados que vinieron a ver el invento de Igtus eran los
campesinos y los mineros, los primeros afectados de la cadena en este
problema que todos de esa sociedad tenían, finalmente, con estas
aves.
-¡¡Orden,
orden en la sala!!.
El
magistrado Kái hizo sonar su martillo en el estrado a raíz de que
la gente cuchicheaba entre ellos e hicieran silencio.
-
¡Ahora señores, es el turno del Doctor Igtus, y es el último de
esta sesión de este concurso convocado por la asociación de
productores Mineros y del Agro! ¡Señor Igtus, por favor!!
El
Doctor se levantó de su silla de entre la primera fila y subió al
escenario. A un costado estaban los cuatro primeros concursantes al
lado de sus respectivos robots. Mientras subía las cortas escaleras
se escuchaban unos solitarios aplausos.
-
¡¡Por favor señores, silencio!!
Tímidamente
se colocó frente al estrado de presentación de los concursantes
para sus creaciones. Carraspeó antes de empezar a hablar.
-
¡Ehém, estimados presentes, para el concurso de este año he traído
una creación que espero les satisfaga…bueno, sin más preámbulos
aquí va: el modelo que les presento ahora lo denomino el “ MC-1”.
El
escenario del recinto donde se estaba llevando a cabo este acto era
grande de manera que cabían los inventores y sus robots. En un
momento las cortinas dispuestas detrás se abrieron dejando paso a la
primera imagen de su creación.
-¡¡Hoooo….!!.
Fue
la exclamación, moderada de algunos y en otros, exagerada.
-
¡¡Es un hombre!!¡¡Es un hombre!!
Gritó
Mantenario, apuntándolo, ante el escozor y el escándalo de los de
su grupo que le acompañaban.
El
ministro de ceremonias hizo sonar su martillo fuertemente.
-
¡¡Orden, orden en la sala!!
Las
demás voces no dejaban de apagarse cuando airadamente Mantenario
atacó.
-
¡¡Protesto señor ministro!!,¡¡el señor Igtus ha traído a esta
sala a un “Robo-hombre”!!
Al
oír esa palabra muchos se asustaron y emitieron exclamaciones
apagadas.
-
¡Ho, que terrible!- exclamaba con el horror una señora, esposa de
unos de los espectadores y otras damas emitían algo similar, pero
sin articular palabras legibles y la gente que lo hacían con más
fuerza, los que se escandalizaban más, eran los miembros del “No-
semejantis”.
Efectivamente
la imagen que estaba sobre el escenario era la de un hombre. Era
impresionante, en comparación con los otros trabajos presentados.
Parecía un maniquí cubierto con una armadura. Más bien parecía un
hombre de metal, que no tenía alguna muestra facial, sino que tenía
una especie de casco con cubierta de vidrio plástico o algo
semejante, oscuro, polarizado, que no dejaba ver su interior y la
pintura del resto del cuerpo era oscura, eso fue, más que nada, lo
que causó esa reacción, su aspecto, oscuro, algo siniestro.
-
¡¡Protesto señor Ministro por el sacrilegio aquí cometido y acuso
formalmente al Doctor Igtus de haber creado un “robo-hombre”!!
Las
declaraciones de este hombre alborotaba aún más a la gente.
-
¡¡Silencio, silencio, orden en la sala!!¡Primero, dejemos que el
Doctor Igtus termine su exposición, que él todavía no ha
comenzado!¡Doctor, por favor!
La
serenidad de Igtus contrastaba con sus atacantes.
-
¡Señores, este no es un “Robo-hombre” ni nada por el estilo,
por favor, es simplemente el “MC-1” creado para tareas
específicas, y en este caso, para hacer frente a este gran problema
que nos azota a todos, que es el de los ALOTES; responde
exclusivamente a los comandos que se le den, su cerebro es
extremadamente básico. Su aspecto responde a las tareas que debe
realizar, su cuerpo de hombre le permitirá realizar maniobras que
son necesarias en una sesión de control de estos ALOTES, nada más,
y su color es neutro, para pasar inadvertido de noche y no podía ser
de otra forma, por favor señores, yo les pido más seriedad, este no
es lo que algunos están aseverando, simplemente es una máquina de
trabajo, nada más.
-
¡¡Señor Ministro, exigimos que la participación del Doctor Igtus
sea desechada!¡Su máquina es ofensiva para nuestra comunidad!¡Y
desde ya levantamos una acusación contra su creador por atentar
contra puntos cruciales de la convención de ÉLITO!
-
¡Eso no es efectivo, señor Ministro, esto es solo un mecanismo,
solo una máquina básica!
En
eso unos de los representantes de los mineros, intervino.
-
¡Señor Ministro exigimos que se dé la oportunidad de “revisión”
al doctor Igtus, no lo pueden desechar así como así!¡él dice que
es una máquina básica y nosotros le creemos!
Otras
personas apoyaron la moción.
-
¡¡ Sí, que se haga justicia!!
-
¡¡ Sí!!
-
¡Nosotros lo exigimos, señor ministro, que se haga justicia!!.
Entonces
el Ministro Kái se pronunció.
-
Aunque su máquina parece muy “humana” ,y eso podría ser un
problema, doctor, actuaremos de acuerdo al procedimiento; usted les
dará unas pruebas a los gremios que convocan este concurso y si
hay fundadas sospechas de que usted ha transgredido las convenciones
de ÉLITO , su robot será desmantelado ante esta misma asamblea para
ver su constitución y usted será objeto una acusación por parte
del Estado y de quienes quieran querellarse contra usted… hasta que
no se resuelva esta última presentación, el concurso queda
pendiente. Eso es todo, señores, se cierra la sesión.
Con
un certero y sonoro martillazo da por terminada la discusión.
*
* * * * * * * *
Vemos
el rostro de Igtus está expectante, serio, ceremonioso, pero seguro
de que eligió bien. Ahora se sabrá la verdad.
Nos
mira. El asunto se resuelve ahora.
-
¿Cómo sabía, doctor, que yo resistiría los graznidos?
-
La vida que llevabas, hombre, ¿Acaso en los bailes o en esas
discoteques que asistías no tenían los mismos decibeles? ¿Has
visto alguna aquí?
-
Tiene razón…y, ¿el asunto del olfato?
-
Amigo mío, como has visto, somos una raza más refinada, no como
ustedes que son más animales, más en contacto con la naturaleza
cruda y la naturaleza es dura y cruel y los sentidos en ella se
agudizan, eso es propio de tu mundo, el nuestro también, pero tu
mundo es algo más denso que el nuestro. Estás en ventaja con
respecto a todos nosotros, tus sentidos se agudizan acá y son más
resistentes; no estaba seguro, pero con el incidente del “cóptero”
me lo confirmó. Tu puedes detectar a esos animales a kilómetros:
sabrás cuando vengan y no estarás desprevenido.
Termina
de ajustarse el casco y escucha las últimas instrucciones.
-
Recuerda: debes disparar en el sector de los ojos, en uno de ellos o
en los oídos. Estas balas explosivas no los dañarán, pero sí le
causarán mucho dolor y eso los alejará, podrías matar a alguno,
pero eso es difícil. El resto del cuerpo es casi impenetrable, por
eso la recomendación de buscar esas partes más vulnerables. Con
esta mira de rayos lumínicos dirigidos no podrás fallar.
Casanga
nunca lo había visto tan serio y tan frío, una sensación helada
lo recorrió entero. No había para qué. No había trampas, ni
dobles lecturas, nada, todo estaba claro: era el trabajo pactado. Lo
que le decía el doctor era la verdad y nada más que la verdad. La
verdad de los hechos, que ahora estaba en frente suyo.
-
Una vez en el campo estarás solo, confío en tu destreza y tu
capacidad, si fallas… no podré devolverte y me desharé de tu
cuerpo; tu estabas solo en tu otro mundo, ¿recuerdas?. Nadie te
echará de menos. Para eso te contraté. Esas bestias solo dejan
devastación a su paso, pero si logras ahuyentarlos vivirás, pero
si no… ya sabes.
Empuñando
una mezcla de rifle de caza y rifle de asalto, el doctor Igtus hace
el ademán de entregárselo y le dice:
-
No me falles.
Hasta aquí el 50% de la novela, interesados en adquirirla completa contactacser con EdicionesCuchu al e-mail indicado.
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